El acercamiento mexicano a esas reglas es la mayor opción de crecimiento económico, modernidad y creación de empleos y de riqueza que México tiene a la mano
En el contexto de la reunión de los presidentes de América del Norte, me parece un hecho promisorio que el gobierno haya dado un golpe serio al crimen organizado.
El hecho fortalece la posición mexicana frente a las exigencias de Washington, y demuestra, hacia adentro de México, que, como dice Leo Zuckermann, el Estado no está vencido por el crimen, sino que las fuerzas armadas, cuando quieren, pueden con esos cárteles que parecen por momentos invencibles. No lo son.
Una política desastrosa de tolerancia al crimen organizado ha puesto al país en el lindero de la complicidad del Estado con esos grupos.
La captura de Guzmán es un paso en el sentido contrario. Hay que felicitar al gobierno y a las fuerzas armadas por esta acción.
Nuestro reconocimiento a los militares caídos en este duro trance, y nuestra solidaridad y condolencias para sus familias y sus compañeros.
Ojalá estemos en el principio de una corrección de la política de seguridad, hasta ahora uno de los fracasos mayores del gobierno y una de las plagas de incertidumbre, dolor y muerte que pagan, como nunca, pueblos, ciudades, estados, regiones enteras.
Más prometedor en el mediano y largo plazo es que la cumbre de presidentes haya estado marcada con claridad por la intención de Canadá y Estados Unidos de acercar a México al cumplimiento de las reglas del tratado de libre comercio que los rige, el T-MEC.
El acercamiento mexicano a esas reglas es la mayor opción de crecimiento económico, modernidad y creación de empleos y de riqueza que México tiene a la mano.
Es el horizonte clarísimo de un México mejor, que pueda aprovechar el gigantesco reacomodo de inversiones que viene con la relocalización de empresas que salen de Asia en busca de cercanía con Norteamérica.
El mayor obstáculo para el aprovechamiento pleno del T-MEC, de parte de México, es su política energética de un nacionalismo arcaico, que viola las reglas del T-MEC y desaprovecha el boom de inversión que pueden representar las energías limpias en el gran reacomodo global del que hablamos.
Es posible, está a la mano, un México más seguro y más próspero, un México mejor.
https://www.milenio.com/opinion/hector-aguilar-camin/dia-con-dia/la-seguridad-el-t-mec-y-un-mexico-mejor