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La fotografía de calle es un ejercicio maravilloso para quienes buscan desarrollar sus habilidades como fotógrafos, sobre todo a los principiantes que tienen ya una cámara réflex y quieren salir allá afuera a fotografiar lo que ven.

Salir a la calle con nuestra cámara no s obliga a dejar de ver como siempre lo hacemos, es romper esquemas propios y voltear a ver lo que hay al otro lado de la calle, de detenerse y observar a detalle si existe algún tipo de simetría, algunas líneas que nos lleven hacia una persona o a un objeto que parezca atractivo.

Estar dispuestos a hacer fotografía de calle, es dejar en casa los tabúes de si se puede mirar o no, los miedos de si puedo encuadrara a una persona y hacerle una fotografía.

Aclaro que para quienes creen que nos robamos el alma de quien fotografiamos, le puedo decir que es falso, aunque sí nos llevamos un pedacito de su cotidianidad a nuestras vidas. Es como una invitación amable para que a partir de ese momento, ella o él forme aprte de nuestra memoria visual e incluso de alguna etapa de la vida.

Porque por ejemplo podríamos recordar las fotos así: ¿Te acuerdas de la foto de la mujer que vendía periódicos en la esquina con su vestido blanco? O ¿Te acuerdas cuando fotografié a aquél niño mirando por la ventana del auto?, entonces uno recuerda por las personas, las desconocidas que las hacemos parte de nuestra historia.

Esta imagen que captó el fotoperiodista Jorge Núñez de la agencia EFE en el centro de la Ciudad de México me pareció de lo más relevante para cerrar esta semana visualmente intensa en el tema político.

La pandemia continúa, seguimos inmersos en una rutina de cuidados, miedos e incertirumbre, de eso no hay duda y parece que no habrá descanso, y es que hace unos días en la Ciudad de México decidieron abrir puertas de centros comerciales y reactivar un poco la economía. El resultado es que largas filas de personas se vieron afuera de las plazas en donde a estas dos mujeres que están en el piso, no las dejarían entrar.

El centro también tuvo que enfrentarse a un montón de personas que debieron pasar por filtros de salud y la espera para poder entrar a las tiendas.

La ansiedad por creer que todo volvió a la normalidad y pasear entre tiendas exclusivas o ir a gastar, es tremenda.

Pero ¿Quién voltea a ver a los que están allá afuera sin ningún tipo de acceso a cuidados, o simplemente a entrar a una de esas tiendas?

¿Quién ha salido de casa para mirar al pobre que está en las calles sin manera de ganar dinero o recolectar alguna limosna? ¿Quién mira a los que esperan sin entender qué pasa?

La composición de Jorge, sin duda, pudo ser mejor, ponerse frente a ellas y evitar el poste del señalamiento en primer plano, pero lo que gana es la postura de los maniquís en el aparador de esa tienda y el reflejo del señor de playera roja que camina por la otra acera.

Los hombres sin ojos para ellas, caminan hacia todas las direcciones, bien vestidos, con corbatas de la última colección, trajes oscuros que representan seriedad y elegancia, ante dos cuerpos ajenos a esa realidad.

El hombre real con pantalón negro, playera roja y cubrebocas se coloca en un reflejo como si se integrara ante los hombres que parecen observar, pero que ignoran lo que ven.

La fotografía de calle para eso es, para capturar la combinación entre lo tangible y lo irreal. Cuerpos de fibra de vidrio que representan a la sociedad, dos mujeres de carne y hueso que protagonizan un problema de salud, de atención y desarrollo social.

Esta crisis también debería de llevarnos a ser como un fotógrafo de calle, aún y sin cámara, para abrir nuestro panorama y observar a quienes se han ignorado por tantas generaciones e iniciar a ayudar

La fotografía también es fiel testigo de causas que deberían ser re valoradas.La fotografía de calle es un ejercicio maravilloso para quienes buscan desarrollar sus habilidades como fotógrafos, sobre todo a los principiantes que tienen ya una cámara réflex y quieren salir allá afuera a fotografiar lo que ven.

Salir a la calle con nuestra cámara no s obliga a dejar de ver como siempre lo hacemos, es romper esquemas propios y voltear a ver lo que hay al otro lado de la calle, de detenerse y observar a detalle si existe algún tipo de simetría, algunas líneas que nos lleven hacia una persona o a un objeto que parezca atractivo.

Estar dispuestos a hacer fotografía de calle, es dejar en casa los tabúes de si se puede mirar o no, los miedos de si puedo encuadrara a una persona y hacerle una fotografía.

Aclaro que para quienes creen que nos robamos el alma de quien fotografiamos, le puedo decir que es falso, aunque sí nos llevamos un pedacito de su cotidianidad a nuestras vidas. Es como una invitación amable para que a partir de ese momento, ella o él forme aprte de nuestra memoria visual e incluso de alguna etapa de la vida.

Porque por ejemplo podríamos recordar las fotos así: ¿Te acuerdas de la foto de la mujer que vendía periódicos en la esquina con su vestido blanco? O ¿Te acuerdas cuando fotografié a aquél niño mirando por la ventana del auto?, entonces uno recuerda por las personas, las desconocidas que las hacemos parte de nuestra historia.

Esta imagen que captó el fotoperiodista Jorge Núñez de la agencia EFE en el centro de la Ciudad de México me pareció de lo más relevante para cerrar esta semana visualmente intensa en el tema político.

La pandemia continúa, seguimos inmersos en una rutina de cuidados, miedos e incertirumbre, de eso no hay duda y parece que no habrá descanso, y es que hace unos días en la Ciudad de México decidieron abrir puertas de centros comerciales y reactivar un poco la economía. El resultado es que largas filas de personas se vieron afuera de las plazas en donde a estas dos mujeres que están en el piso, no las dejarían entrar.

El centro también tuvo que enfrentarse a un montón de personas que debieron pasar por filtros de salud y la espera para poder entrar a las tiendas.

La ansiedad por creer que todo volvió a la normalidad y pasear entre tiendas exclusivas o ir a gastar, es tremenda.

Pero ¿Quién voltea a ver a los que están allá afuera sin ningún tipo de acceso a cuidados, o simplemente a entrar a una de esas tiendas?

¿Quién ha salido de casa para mirar al pobre que está en las calles sin manera de ganar dinero o recolectar alguna limosna? ¿Quién mira a los que esperan sin entender qué pasa?

La composición de Jorge, sin duda, pudo ser mejor, ponerse frente a ellas y evitar el poste del señalamiento en primer plano, pero lo que gana es la postura de los maniquís en el aparador de esa tienda y el reflejo del señor de playera roja que camina por la otra acera.

Los hombres sin ojos para ellas, caminan hacia todas las direcciones, bien vestidos, con corbatas de la última colección, trajes oscuros que representan seriedad y elegancia, ante dos cuerpos ajenos a esa realidad.

El hombre real con pantalón negro, playera roja y cubrebocas se coloca en un reflejo como si se integrara ante los hombres que parecen observar, pero que ignoran lo que ven.

La fotografía de calle para eso es, para capturar la combinación entre lo tangible y lo irreal. Cuerpos de fibra de vidrio que representan a la sociedad, dos mujeres de carne y hueso que protagonizan un problema de salud, de atención y desarrollo social.

Esta crisis también debería de llevarnos a ser como un fotógrafo de calle, aún y sin cámara, para abrir nuestro panorama y observar a quienes se han ignorado por tantas generaciones e iniciar a ayudar

La fotografía también es fiel testigo de causas que deberían ser re valoradas.

¿A dónde vemos? - 1f2d49c3ec220566b3a0ec139554c97fdc26f8b5w
EFE/Jorge Núñez.