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Expertos aseguran que incendios controlados son benéficos para bosques mexicanos
Incendio en Bosque de la Primavera. Foto de @SemadetJal

En plena ola de calor, los incendios controlados permiten la renovación de los bosques mexicanos, ayudan a la fauna y facilitan su adaptación a periodos de sequía y aumentos de la temperatura, afirmaron especialistas en manejo de fuego.

Los bosques de pino y encino, además de los pastizales, lidian desde hace miles de años con el fuego generado de forma natural y están adaptados a él como un elemento más de su reforestación y regeneración, explicó en entrevista Gabriel Vázquez Sánchez, director del Bosque La Primavera en Jalisco.

Con el manejo adecuado, el fuego impulsa a que plantas esparzan sus semillas, que prevalezcan los árboles más aptos y que aves tengan espacio para su desarrollo, detalló.

“El fuego y la temperatura hacen que se rompan las semillas, se dispersen, que se renueven los nutrientes y las capas del suelo, hace mucho (por los) elementos ecosistémicos dentro de la misma naturaleza del bosque y ayuda a la renovación, controla algunos de los arbustos invasivos”, enunció el experto.

Académicos administran desde hace 35 años la Estación Científica “Las Joyas” en la sierra sur de Jalisco, donde corroboraron los beneficios de las quemas controladas para ciertas aves.

“Vemos que aumenta la diversidad de hierbas y arbustos en los lugares donde hemos hecho una quema, llegan las palomas porque rebrotan las plantas de las que se alimentan, los colibríes usan el néctar que producen las flores y hay otras plantas que alimentan a los venados”, expuso Enrique Jardel, investigador que trabaja en esa zona natural.

Para que los beneficios de los incendios sean posibles es necesario un plan de manejo del fuego con estrategias de prevención, como quemas controladas o prescritas y disminución del combustible natural para evitar que el siniestro intencional sea muy destructivo.

Este combustible natural es fácil de controlar, pues se trata de las hojas secas y la corteza caída de los pinos y encinos o la maleza de los arbustos secos alrededor de ellos.

Un ecosistema que no se quema en entre seis y 10 años generará el combustible natural propicio para que en cualquier momento suceda un gran incendio.

Por el contrario, un área con incendios controlados resistirá mejor las consecuencias del fuego imprevisto.

“Si dejáramos una combustión muy alta ponemos muy en riesgo a las comunidades bióticas y las comunidades (humanas) de afuera. Tener un programa que analice las características del bosque, los lugares donde se concentra más combustible, correr modelos de predicción que nos digan dónde quemar nos da información muy valiosa para la prevención”, dijo Jardel.

Sin embargo, muchas zonas boscosas protegidas como en el Bosque La Primavera y la Sierra de Manantlán, en donde se encuentra “Las Joyas”, se enfrentan a la invasión de las zonas urbanas o a los incendios intencionales para plantíos que cambian el uso de suelo.

Esto hace que sufran incendios malintencionados en zonas no intervenidas por los programas de manejo, lo que provoca que el fuego sea más intenso y suceda de manera más constante de lo que puede soportar un ecosistema.

“Debido a la integración de poblaciones cercanas al bosque, ese ciclo se ha roto. Por ello, podemos tener incendios muy intensos, además de las condiciones climáticas donde hemos tenido alta sequía. Condiciones como esas provocan incendios de alta severidad y muy peligrosos”, afirmó Juan José Llamas, director de recursos naturales de Jalisco.

Ante los incendios constantes o en áreas más vulnerables el bosque donde se siembran otras especies no nativas el bosque pierde posibilidad de regeneración, advirtió Jardel.

“En lugar de que vuelva a recuperarse alguien establece un cultivo de aguacate o un fraccionamiento residencial, entonces no hay regeneración alguna del bosque”, recalcó.

Los especialistas coincidieron en que ante la previsión de mayores temperaturas en los próximos años con el calentamiento global, los programas de manejo para los bosques serán fundamentales para su conservación.

“Estamos transitando hacia el manejo del fuego como un elemento inherente del bosque”, concluyó Vázquez Sánchez.

Con información de EFE