
Olga María Sabadriga y Berta Luisa Fernández se reencontraron tras el llamado a la reconciliación del papa Francisco
La reconciliación ha sido el tema central en los discursos del papa Francisco en su visita a Cuba desde el sábado pasado que arribó a la isla.
Luego de visitar la Habana, y tras reunirse brevemente con el líder de la Revolución Cubana de 1959, Fidel Castro, en una visita a la provincia de Holguín, al oriente de aquel país, el Papa ofició una misa campal donde volvió a llamar a los cubanos a superar las diferencias.
En dicha misa se encontraban unas primas que tenían más de 50 años sin poder reunirse tras la revolución. Olga María Sabadriga y Berta Luisa Fernández fueron las primas que se reunieron por tercera vez en apenas 50 años.
Hoy en la isla son ellas la más clara expresión de reconciliación entre las personas que estuvieron a favor con quienes estuvieron en contra del régimen socialista en Cuba.
Saladrigas voló a La Habana con su esposo, Carlos, empresario cubano-estadounidense que ha sido un promotor del acercamiento entre Cuba y Estados Unidos. Llegaron y luego manejaron 14 horas hasta Holguín, para que a las 6:30 de la mañana pudieran acudir a la misa de Francisco.
Berta y Olga María gritaron de emoción cuando volvieron a verse el lunes. Se besaron y abrazaron antes de disfrutar un típico desayuno cubano de café, pan tostado y mantequilla.

Berta vio a su prima crecer, casarse y tener cuatro hijos sólo a través de fotografías, cartas y pláticas. Y todo eso lo conserva. En una foto, Saladrigas aparece con su esposo, con su mamá, sus tres hijos y una hija en una sala, todos en traje o vestidos.
“Me da dolor”, dijo Berta Luisa, de 54 años, al ver de nuevo la foto. “Pero como transmiten tanto amor, a mí eso me llena. Sé que están allí, que están bien”.
La casa de Berta Fernández está llena con las cosas que sus familiares le han enviado de fuera, como una pantalla plana de su hermano en República Dominicana y un diván de flores de su prima. Ella confesó que le gustaría visitar Estados Unidos, pero aseguró que no tiene planes de irse permanentemente de Cuba. Además, cuida a su madre de 86 años, quien ahora está ciega.
Mientras avanzaban con su esposo en el carro hacia la misa en Holguín, Saladrigas lloró cuando vio la ciudad.
“Ahí es donde solía andar en mi bici”, dijo mientras señala hacia la plaza cerca de la casa de su primo.
En la homilía del lunes, la segunda de tres que dará en su gira por Cuba, Francisco, retomando el Evangelio, llamó a la gente a no juzgar a los demás y a superar los prejuicios.
“Nos invita a ir lentamente superando nuestros preconceptos, nuestras resistencias al cambio de los demás e incluso de nosotros mismos”, dijo el Papa frente a miles de personas que soportaron el sol inclemente en la Plaza de la Revolución de Holguín.
Carlos Saladrigas, director del Grupo de Estudio sobre Cuba, consideró que la visita del Papa a la isla y a Estados Unidos permitirá que los dos enemigos de la Guerra Fría avancen aún más en la normalización de sus relaciones.
“Las relaciones Estados Unidos-Cuba se están acelerando, claramente, y el Papa con este viaje va a darle un nuevo empujón”, dijo. “Lo que se necesita ahora es que Cuba también haga algunos progresos”.

El empresario fue uno de los miles de niños que fueron enviados solos por sus padres a Estados Unidos a principios de la década de 1960 en una operación organizada por la Iglesia y conocida como Pedro Pan. Allá se convirtió en un crítico del gobierno de los Castro e intentó detener un viaje de cubano-estadounidenses hacia la isla para la visita de Juan Pablo II en 1998.
Después de ver la reacción del pueblo cubano ante el Papa, cambió su posición y ahora ha viajado a Cuba varias veces, incluida una visita cuando se izó la bandera de la embajada de Estados Unidos en La Habana.
Fernández dijo que espera llevar a su prima a la Loma de Cruz, un cerro popular desde donde se ve toda la ciudad, a las iglesias y a los viejos edificios que han sido restaurados y recibido un baño fresco de pintura por la visita de Francisco.
La prima quiere ver a todos su parientes y viejos amigos y caminar por las calles de su ciudad natal.
Para ella, el mensaje del Pontífice ha sido claro.
“Pienso que nos recuerda una vez más que las familias son la cosa más importante”, dijo.
“La cosa más importante para los seres humanos y las relaciones entre uno y otro. Y todos debemos intentar juntos arreglar nuestros problemas y ser capaces de formar una mejor Cuba para todos”, añadió.
Con información de Associated Press.