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Sínodo debatirá sobre cómo acoger a personas LGBT y dar mayor presencia a mujeres
Vaticano. Foto de Fabio Fistarol / Unsplash

El Sínodo, la asamblea de los obispos de la Iglesia católica, que celebrará su primera sesión en octubre 2023 y concluirá con una segunda reunión en el mismo mes de 2024, se dedicará a debatir, entre otras cosas, cómo acoger a las personas LGBTQ+ y dar mayor presencia a las mujeres.

También a cómo seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a víctimas y supervivientes de los abusos sexuales, según el Instrumentum Laboris (documento de trabajo) publicado este martes por el Vaticano.

Este Sínodo, que comenzó a prepararse en 2021, afronta el tema de la Sinodalidad, es decir, como la Iglesia católica debe caminar unida y escuchar a todos sus miembros, y el documento divulgado hoy será la hoja de ruta para su futuro.

Será el que utilice la asamblea, por primera vez formada por obispos pero también por laicos y entre ellos mujeres con derecho a voz y voto, y que recoge todas las peticiones e interrogantes de los fieles de todo el mundo recopiladas durante estos años.

Personas que se sienten excluidas de la Iglesia

El documento subraya que “en una Iglesia sinodal”, los pobres son quienes “ocupan un lugar central”, así como “el cambio climático” también requiere la atención de los católicos y “los movimientos migratorios”.

En sus más de 50 páginas se resume esta actividad y hay varias fichas de trabajo con preguntas sobre los temas a tratar para que se aborden en las sesiones: “existen personas que no se sienten aceptadas en la Iglesia, como los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos o las personas LGBTQ+ y también señalan formas de discriminación racial, tribal, étnica, de clase o de casta que “llevan a algunos a sentirse menos importantes o menos bienvenidos dentro de la comunidad”.

¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas? y ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad?”, se preguntará la asamblea según se lee en el texto.

Las mujeres en la Iglesia, que no quede solo en una aspiración

Otro aspecto surgido durante las asambleas preparatorias es la necesidad de “que se aborde la cuestión de la participación de las mujeres en el gobierno, la toma de decisiones, la misión y los ministerios a todos los niveles de la Iglesia, con el apoyo de las estructuras adecuadas para que esto no se quede en una mera aspiración general”.

Y en este contexto también se abordará el papel de las religiosas para que estén mejor representadas en los procesos de gobierno y de toma de decisiones y “mejor protegidas de los abusos y también más justamente remuneradas por su trabajo”.

Se debatirá asimismo la petición de “que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado”, para que puedan ejercer algunas funciones que ahora solo corresponden a los sacerdotes, aunque el texto no habla de sacerdocio.

Mientras, volverá al debate en la asamblea otro de los temas que surgieron durante el Sínodo de la amazonía: la ordenación de hombres casados. “¿Es posible, como proponen algunos continentes, abrir una reflexión sobre la posibilidad de revisar, al menos en algunas áreas, la disciplina sobre el acceso al presbiterado por parte de hombres casados?”, será la pregunta.

Seguir trabajando para superar el drama de los abusos

Este Sínodo deberá, según el documento, tener en cuenta “que las Iglesias están profundamente afectadas por la crisis de los abusos sexuales” pues “se trata de heridas abiertas, cuyas consecuencias aún no se han abordado plenamente”.

Además de pedir perdón a las víctimas del sufrimiento causado, la Iglesia debe unirse al creciente compromiso de conversión y reforma para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro”, se indica.

Por ello, se tratará “la necesidad de aprender a ejercer la justicia como forma de acoger a quienes han sido heridos por miembros de la Iglesia, especialmente las víctimas y supervivientes de todas las formas de abuso”.

“¿Cómo podemos seguir dando pasos concretos para ofrecer justicia a víctimas y supervivientes de los abusos sexuales, espirituales, económicos, de poder y de conciencia perpetrados por personas que desempeñaban un ministerio o una misión eclesiástica?”, se preguntará la asamblea, formada por primera vez por un 75 por ciento de obispos y un 25 por ciento de laicos y religiosos.

Con información de EFE