
Miguel Ángel Martínez Martínez afirmó que el cártel de Sinaloa lavaba entre ocho y nueve millones de dólares al mes mediante el sistema bancario de México
Miguel Ángel Martínez Martínez, alias “El Tololoche” o“El Gordo”, aseguró que no quería testificar en contra del “El Chapo” porque este intento asesinarlo en cuatro ocasiones.
Durante el tercer día de declaraciones ante una corte federal de Estados Unidos, del que fuera “gerente” de las operaciones de tráfico de drogas de Joaquín Guzmán, afirmó que a pesar de nunca fallarle a “El Chapo”, lo mandó a matar.
“Si yo, cuando estuve luchando por mi extradición nunca le cité, nunca le fallé, nunca le traicioné. Cuidé por toda su familia, y lo que recibí fueron cuatro intentos de homicidio a mi persona. Y eso sin haber dicho nada”, testificó Martínez al ser cuestionado sobre por qué no quería declarar en el juicio contra “El Chapo”.
“Imagínese cuántos más voy a recibir”, añadió “El Tololoche”, que está bajo el programa de testigos protegidos del gobierno de Estados Unidos desde hace 18 años, cuando fue extraditado.
“El Tololoche” aseguró en el juicio contra Joaquín “El Chapo” Guzmán en Nueva York que el cártel de Sinaloa lavaba entre ocho y nueve millones de dólares al mes mediante el sistema bancario de México.
Martínez hizo la revelación el martes, durante su segundo día tras testificar en el juicio realizado en Nueva York. La actividad de lavado de dinero fue aparentemente realizada en los primeros años de la década de 1990.
El testigo, quien se describió como “gerente” de las operaciones de tráfico de drogas de Guzmán, precisó que pese a que empleados de bancos cuestionaban los cuantiosos montos de sus depósitos, él los sobornaba.
Durante el tercer día de su testimonio, Martínez respondió este miércoles preguntas respecto de audios grabados en el año 1994 de conversaciones entre él y Enrique Ávalos, radicado en Los Ángeles.
Las conversaciones, en clave, eran muy difíciles de descifrar sin las aclaraciones de Martínez tras las preguntas del fiscal Michael Robotti.
En las llamadas, todas ellas fechadas en 1994, Martínez y Ávalos abordan planes para encontrar un nuevo terreno para construir un túnel, así como una bodega para almacenar carros de trenes, entre otros temas.
Quedó claro, además, que pese a que había sido encarcelado desde 1993, Guzmán seguía emitiendo órdenes a Martínez mediante un teléfono que éste introdujo para el acusado a la prisión de alta seguridad de Almoloya.
Con información de Notimex y El Universal