Mark James Asay mató a un afroamericano en 1987, razón por la que le fue impuesta la pena de muerte
El estado de Florida ha impuesto, por primera vez en su historia, la pena de muerta a un blanco por el asesinato de un hombre negro.
El asesino, llamado Mark James Asay, de 53 años, recibió este viernes, alrededor de las 06:00 hora local, la inyección letal, con un analgésico que se usaba por primera vez para una ejecución, en el corredor de la muerte de la prisión de Raidford.
El reo estaba sentenciado a la pena capital por el asesinato a tiros en 1987 del afroamericano Robert Lee Booker, de 34 años, y Robert McDowell, de 26.
Cuando se impuso la pena, en los documentos judiciales McDowell figuraba como negro, pero se supo en realidad que este era blanco. Ante esto, el Tribunal corrigió la información pero mantuvo la sentencia.
En entrevista con un canal de Florida, Asay, entre sollozos, asumió que había matado a Lee Booker pero no a McDowell y agregó que él no era racista.
“He tenido amigos afroamericanos toda mi vida”, declaró y sostuvo que que cometió el crimen alcoholizado, “No sé lo que pasó. Perdí la cabeza”.
De acuerdo con el expediente, la mañana del 18 de julio de 1987, Asay, tras una noche de borrachera en la ciudad de Jacksonville, al norte de Florida, fue por las calles con su hermano y un amigo a bordo de un vehículo para buscar sexo.
Primero, su hermano, desde el auto, se detuvo a hablar con Lee booker. Asay se aproximó y disparó en el estómago al afroamericano, quien escapó del lugar, pero murió desangrado en un callejón.
Su amigo le preguntó por qué le había disparado, dijo en su testificación, a lo que Asay respondió que “a los negros hay que enseñarles quién manda”.
Momentos después se toparon con McDowell, quien iba vestido de mujer. Mientras pactaban lo que se cobraría por sexo oral, se desató un altercado, a lo que Asay sacó su arma y mató al hombre de seis tiros.
En esos tiempos, Asay tenía varios tatuajes de ultraderecha, entre ellos una esvástica.
En su reciente entrevista, que tuvo lugar en el corredor de la muerte de la prisión, Asay relató que estando en la cárcel de joven se metió a una banda de reos racistas y, para ser aceptado en esta, se hizo los tatuajes.
“Tenía 19 años, tenía que sobrevivir y me los hice. Pero no me representan”, declaró Asay, y añadió que, con el tiempo, se había cubierto todos esos símbolos.
Desde el año de 1827 que no se ejecutaba a un hombre blanco en Florida por el asesinato de un negro.
Mientras que, desde la reinstauración de la pena de muerte en el estado, en 1976, ya se han ejecutado a 18 afroamericanos por matar a blancos. Además, desde ese año hasta el momento, en todo EE. UU. se ha impuesto la inyección letal a 20 blancos por matar negros y a 288 afroamericanos por matar a blancos.
Con información de El País