
Las Galápagos regulan a los visitantes mediante un estricto control de ingreso, y su experiencia debe ser de observación y aprendizaje
Las Islas Galápagos reciben anualmente a poco más de 250 mil visitantes. Hay solo un centenar de permisos para todo tipo embarcaciones ( incluidos unos 5 barcos de expedición de hasta 100 pasajeros ).
Este estricto flujo de turistas se debe a que estas islas albergan a 2,017 especies, únicas en el mundo, que habitan en esta región del planeta. Unas 50 de ellas se encuentran en peligro de extinción.
De acuerdo al capitán Pablo Salas, los turistas van acompañados siempre de guías ambientalistas especializados, galapagueños en su mayoría. No se debe alimentar a los animales. Está prohibido el uso de drones. Los horarios para visitar cada isla son limitados y vigilados.
Las embarcaciones deben tener un 100 por ciento de tripulantes ecuatorianos, donde la prioridad es que sean originarios de las islas.
Las especies que están en mayor peligro son las tortugas gigantes, con 15 subespecies históricas, de las cuales sobreviven al menos 11, cuya población ha disminuido de 250 mil a unas 15 mil tortugas.
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Otra especie en peligro de extinción es el pingüino de Galápagos, que habita naturalmente en el hemisferio norte, cerca del ecuador. Su población, de tan solo 1,200 a 1,500 aves, que se ve afectada por el calentamiento del mar, la disminución de alimento y los depredadores introducidos en las islas. Entre las aves endémicas destacan los piqueros (patas azules, rojas y nazca), el cormorán no volador, el albatros, las gaviotas de cola bifurcada, los pelícanos y los pinzones de Darwin, el gavilán de Galápagos y el búho de orejas cortas.

Los reptiles se destacan con la iguana marina, las iguanas terrestres y la iguana rosada. El mar alberga 79 peces endémicos, tiburones martillo, tiburón ballena, rayas, leones marinos, delfines y la tortuga verde. Galápagos sigue siendo un lugar donde cada especie, desde una tortuga gigante hasta un pingüino al borde de la extinción, cuenta la historia viva de la evolución y recuerda la urgencia de proteger este tesoro único del planeta.
Las Galápagos regulan a los visitantes mediante un estricto control de ingreso, y su experiencia debe ser de observación y aprendizaje.
Colaboración de @padiecuador