
La secretaría de Justicia señaló en un comunicado que los reos murieron durante la noche en la Penitenciaría Agraria de Monte Cristo
Un total de 33 reos fueron asesinados este viernes en una prisión del norte de Brasil, y a algunos de ellos les arrancaron el corazón y los intestinos, durante una serie de homicidios encabezados por la pandilla más grande del país, señalaron las autoridades.
La masacre ocurre apenas unos días después de que 60 presos murieran durante un amotinamiento en dos prisiones en un estado vecino y ante los crecientes temores de que la violencia pudiera extenderse incluso a las calles de grandes ciudades.
Las pandillas compiten por influencia y territorio tanto dentro de las prisiones como en las favelas en donde a menudo se centran sus operaciones de narcotráfico.
Las autoridades en el estado de Roraima, en la frontera con Venezuela, señalaron que solicitaron ayuda al gobierno federal en más de una ocasión para enfrentar las crisis en prisión, pero que no se les envió apoyo.


“Es una crisis nacional”, dijo Uziel Castro, secretario de seguridad del estado en el que ocurrió la más reciente masacre.
Castro comentó que la serie de asesinatos comenzó alrededor de las 02:30 h del viernes en la Penitenciaría Agrícola de Monte Cristo, en la localidad de Boa Vista. Dijo que fue encabezada por miembros de la Primer Comando paulista, la mayor organización criminal del país.
Afirmó que miembros del Primer Comando no atacaron a miembros de una pandilla rival, sino a otros prisioneros, por motivos aún no esclarecidos.
“No hubo confrontación alguna, fueron una serie de asesinatos”, subrayó Castro. “Fueron actos bárbaros. Algunos decapitados, otros con el corazón y los intestinos afuera”.

Castro dijo que no se usaron armas de fuego y que no escapó ninguno de los mil 500 internos recluidos en la prisión con capacidad para 700 personas.
No quedó claro de inmediato si había alguna relación con los grotescos disturbios de inicios de semana en el estado vecino de amazonas, del que las autoridades culparon a una lucha entre las pandillas rivales del Primer Comando y la Familia del Norte, que se disputan el control de las prisiones y las rutas del tráfico de drogas en el norte de Brasil, a lo largo de las fronteras con Bolivia, Colombia, Venezuela, Perú y Guyana.
Un comunicado de la policía señaló que los agentes, incluyendo un escuadrón antimotines fuertemente armado, se desplegó en la prisión.
En el momento en que emergen detalles sobre el más reciente disturbio, el ministro de Justicia, Alexandre de Moraes anunció medidas para frenar la ola de violencia.
Moraes dijo que la policía federal estará mejor integrada en capitales estatales y se crearán grupos de fuerzas especiales para procesar de manera más veloz los cargos criminales, una medida con el objetivo de reducir el hacinamiento en las prisiones.
“La situación no está fuera de control”, afirmó el funcionario. “Es solo otra situación complicada”.
Redacción