
Un colorido recuento de la historia de Brasil, los pegajosos ritmos tropicales del país y hasta la “Chica de Ipanema” colorearon el viernes la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el Estadio Maracaná. Los creadores de la ceremonia de apertura trataron de promover la paz en el mundo, pero no … Continued
Un colorido recuento de la historia de Brasil, los pegajosos ritmos tropicales del país y hasta la “Chica de Ipanema” colorearon el viernes la ceremonia inaugural de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en el Estadio Maracaná.


Los creadores de la ceremonia de apertura trataron de promover la paz en el mundo, pero no sólo en el espíritu de la gente, sino en comunión con la naturaleza. Recuperar el planeta que se acaba lentamente.
La naturaleza que convive con la urbanización de la ciudad se presentó bajo las notas de “Aquel abrazo” de Gilberto Gil, que fue como un himno de despedida del compositor al exilio.
La bienvenida con la “gambiarra” inicia con una hoja de papel que se transforma en una inmensa batucada y que luego da paso al símbolo universal de la paz.


La interpretación de Paulino da Viola, uno de los máximos exponentes de la música popular, que va a la máxima expresión de un himno brasileño solemne y ceremonia marcial con la bandera de una nación.
El inicio de la vida de Brasil con aquellas florestas de campos verdes que el 13 por ciento de los indígenas ocupan. El césped del Maracaná se transforma con centenas de elásticos que simulan la creación.
Pero Brasil también tuvo sus orígenes en las razas extranjeras que construyeron su civilización. La cultura brasileña. Entre el indígena-europeo y africano.
La supermodelo Gisele Bundchen arrancó la ovación de la multitud de más de 70 mil espectadores al recorrer el enorme escenario, a modo de pasarela, mientras el músico Daniel Jobim interpretaba la “Chica de Ipanema”, una de las canciones de bossa nova emblemáticas de este país.


Acto seguido, chicos y chicas vestidos de blanco se contorsionaron en un colorido escenario al ritmo del “funk” brasileño, la música de las favelas de Río.
Luego, crear conciencia de proteger a la naturaleza, al mundo que guarda sus elementos que dan la vida. Del joven que encuentra una frágil semilla que rompe el asfalto y que entrega su palpitar para reforestar 150 mil hectáreas para 2020.
El tradicional desfile de las delegaciones participantes entra en acción y saluda al mundo. Son aquellos héroes de carne y hueso que dejaran su fortaleza en la cancha, en la pista, en el ring o en la alberca, por destacar y llevar ese mensaje de fraternidad con una medalla.









Redacción