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Secretaría del Medio del Estado de México activó la Fase l de contingencia ambiental ante la presencia de partículas suspendidas en el aire
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"¡Cirugía finalizada con éxito! Sin complicaciones. Ahora, esperar la recuperación de la anestesia", afirmó la esposa de Jair Bolsonaro
Internacional Bebé en gestación es operado de un tumor en el pulmón en hospital de Lima
Un bebé de 26 semanas de gestación fue operado, aun estando en el vientre materno, de un tumor en el pulmón izquierdo
Internacional Docenas de personas siguen tradición navideña y se bañan en el lago berlinés Orankesee
Docenas de personas con gorros de Papá Noel se bañaron esta Navidad en el lago berlinés de Orankesee, pese a las temperaturas bajo cero, siguiendo con una tradición que está previsto repetir también en Año Nuevo

En su día de toma de posesión el presidente López Obrador confirmó un estilo: seguirá siendo el político de intemperie que siempre ha sido, por encima del presidente de gabinete y presídium que suelen ser los mandatarios mexicanos.

Será un presidente en movimiento continuo al frente de una sociedad continuamente movilizada. La tensión fundamental de su gobierno podemos verla desde ahora: es el espacio que hay entre crear expectativas y cumplirlas, entre prometer y ejecutar, entre hacer discursos y tomar decisiones, entre las horas encendidas de plaza pública y las aburridas del escritorio ejecutivo. La diferencia que hay, en una palabra, entre movilizar a una sociedad y gobernarla.

El tiempo y el tamaño de los compromisos tomados al tenor de los sueños y los agravios de la plaza pública son muy distintos del tiempo de entrega de lo prometido y de la velocidad de los instrumentos de gobierno.

Lo está viviendo la Cuarta Transformación desde el primer día de su gestión administrativa con el caso del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, abolido hace meses en la plaza pública (que incluye a los medios) pero detenida el domingo en los hechos por sus riesgos legales y financieros.

La primera decisión del nuevo gobierno fue no detener las obras del aeropuerto para darse tiempo de emprender una estrategia financiera de apaciguamiento a los dueños de bonos del proyecto.

La cancelación cabal del aeropuerto no podrá decretarse mientras no se cumpla la oferta de recompra de los bonos a sus actuales tenedores, emitida ayer en Nueva York, hasta por mil 800 millones de dólares, por el gobierno de la Cuarta Transformación.

Hay expertos capaces de explicar el sentido de esta subasta. Se trata de contener y acotar la posible querella legal de los tenedores actuales contra el gobierno de México por incumplimiento de contratos.

Pero nadie sabe en este momento si la oferta tendrá éxito, en qué proporción, cuál será el costo final de deuda y el tiempo que durarán para México las querellas legales.

La cancelación del aeropuerto en la plaza tomó unos días. Su cancelación por el gobierno durará meses y, en un mal trance, años.