Minuto a Minuto

Nacional Declaran culpable Javier López Zavala a por el feminicidio de Cecilia Monzón
Esta declaración de culpabilidad se alcanza tres años después del crimen y a ocho meses del inicio del juicio contra López Zavala
Internacional Exvicepresidente ecuatoriano Jorge Glas “debe ser hospitalizado de urgencia”, dice su abogada
Jorge Glas está recluido en la nueva cárcel de máxima seguridad, ubicada en la provincia costera de Santa Elena, desde el pasado 10 de noviembre
Nacional Protección Civil pide a habitantes del norte, oriente y sureste de México protegerse contra lluvias intensas
Protección Civil pidió mantenerse alerta y tomar precauciones ante la presencia de lluvias fuertes en Veracruz, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche y Quintana Roo
Internacional Embajada de EE.UU. emite consejos de seguridad en fin de año para sus ciudadanos en México
Estados Unidos alertó a sus ciudadanos en México por un aumento del crimen durante las fiestas decembrinas
Economía y Finanzas Peso hila 4 alzas frente al dólar y reafirma su nivel por debajo de 18 unidades
El peso avanzó 0.37 % y cerró en 17.92 por dólar, su mejor nivel desde julio de 2024, impulsado por el debilitamiento del billete verde
#LaPeorMamá #miniplausi me la aplicó
Foto de Archivo

No hay una sensación más horrible que ver el nombre del colegio de tus hijos en el identificador de llamadas. En cuanto uno lo ve, en los dos segundos o menos que pasan entre que uno pulsa el botón de contestar y se lleva el teléfono a la oreja (porque me choca el altavoz), te imaginas lo peor. Ya se cayó, ya va al hospital, ya hizo algo.

  • ¿Hola?
  • Señora hablo del Colegio tal. Permítame, la transfiero.

Y mientras suena la musiquita de la “transferencia” uno piensa: [¿Me transfiere? ¿A dónde me transfiere? ¡Dígame ¿qué le pasa a mi hijo? ¿O hija? DÍGAME!]

  • Enfermería.
  • Hola, buenos días.
  • Buenos días señora ¿en qué le puedo servir?
  • [¿Cómo que en qué me puede servir? ¡Ustedes me llamaron!] Miss, soy la mamá de #minispeedy y #miniplausi. Me llamaron de recepción.
  • Ah, sí, señora. Fíjese que está aquí #miniplausi, se siente mal. Dice que le duele la cabeza y no sé si se dio cuenta pero trae un ojito muy rojo.
  • Ah, sí, le amaneció un poco pachicho. ¿Tiene fiebre?
  • No, fiebre no tiene, pero dice que se siente mal y la maestra dijo que la ve muy decaída.
  • [¿Y luego?] Ok, Miss, ¿y qué procede?
  • Pues no sé si quiera que le de algo para el dolor de cabeza o si mejor viene por ella. Ella dice que se siente mal y se quiere ir a su casa.
  • [Di que le den la medicina, di que le den la medicina] Ok. Ahí voy por ella. [¡No!]

No había colgado cuando ya me había arrepentido, pero pues ni modo. Me jugaron la carta de “pobrecita niña” y caí.  

Una noche antes me desvelé por andar de parranda, los fui a dejar a la escuela y dije: ahora sí me voy a echar a dormir y descansar. Tengo toda la mañana para mí. Ajá, sí, como no. Aunque bueno, si se siente mal lo más seguro es que se duerma un rato y nos apapachemos en la cama. ¡Sí! ¡Qué rico!

Llegué a la escuela.

  • Miss, vengo por #miniplausi.
  • Ay, señora, se sintió mal muy temprano.
  • Ay, sí, ya ni me diga.

Yo pensaba: [Más le vale estar moribunda porque yo sí lo estoy]

Abren la puerta y sale de la mano de una maestra.

  • Mami, sí viniste por mí.
  • Sí, amor. Me dijeron que te sentías mal. ¿Qué te pasa?
  • Me duele la cabeza de aquí y de aquí.
  • Ok, pues vamos a la casa.
  • ¡Sí!

Conforme caminábamos hacia el coche vi su paso cada vez menos cabizbajo y un poco más saltarín hasta convertirse en una caminata tipo los niños Von Trap cuando María los lleva a pasear por las montañas. (Si, amo “The Sound of Music”). Fue entonces cuando empecé a sospechar que no se sentía tan mal

No es por presumir pero vivo a 2 minutos de la escuela, mismos que sirvieron para platicar sobre la enfermedad pero sobre todo para preguntarme a que hora íbamos a ir a la fiesta que tienen en la tarde.

  • No sé si vamos a ir a la fiesta. Si te sientes mal mejor no.
  • No, pero ahorita que me des la medicina ya me voy a sentir bien y sí puedo ir.

Claro, sabe muy bien que los medicamentos quitan el dolor. Así llegamos a la casa, le di la medicina y le puse la gota del ojo que sí está bastante rojo y le ofrecí desayunar. Se sentó y se comió prácticamente todo lo que llevaba de lunch.  

Diría mi papá: “Enfermo que come y mea, el diablo que se lo crea”. Y sí, también hizo pipí. Así que me la aplicó, me la aplicó bien y bonito. Logró convencer a la maestra, a la enfermera y a mí de que se tenía que ir a su casa. Así que me la chuté desde las 9 de la mañana que fui por ella, allá estuvo hora y media en la escuela, hasta las 2 que fuimos por el hermano preguntando:  

¿Qué puedo hacer?

¿Puedo jugar?

¿Podemos envolver el regalo?

¿Puedo envolver otro regalo?

¿Me das agua?

¿Me das una fruta?

¿Ya nos vamos al fut?

¿A qué hora es la fiesta?

¿Ya vamos a comer?

  • ¡Mamá, estoy aburrida!
  • Eso te pasa por regresarte de la escuela. [Pura ociosidad, estaría mejor en la escuela]
  • Mañana ya no me voy a regresar.

Díganme si no me vieron la cara y yo muriendo lento sin poderme dormir. Nunca, nunca vuelvo a ir por ella a menos que me manden la evidencia de enfermedad mortal. Lo positivo es que me dio material para contarles.

Gracias por leer.