
La mayoría de los votantes turcos aprobaron empoderar al presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan
Los votantes turcos decideron este domingo en referéndum el futuro de su país aprobar las reformas constitucionales que concentrarían el poder en manos del presidente.
Las 18 modificaciones constitucionales transformarán el sistema de gobierno de Turquía de parlamentario a presidencial y abolirán el cargo de primer ministro y concederían amplios poderes ejecutivos al presidente, Recep Tayyip Erdogan.
Erdogan, que convocó la consulta e hizo campaña por el “sí”, y sus seguidores apuntan que el sistema presidencial “al estilo turco” que se propone asegurará la estabilidad del país y que conducirá a un largo periodo de prosperidad.
El presidente describió el referéndum como una oportunidad de “cambio y transformación” cuando votó en Estambul, mientras guardaespaldas vestidos de negro y con armas automáticas custodiaban el edificio.

Antes del resultado Erdogan aseguraba: “Tenemos que tomar una decisión que está más allá de lo común”.
Para Kemal Kilicdaroglu, líder del principal grupo de la oposición y uno de los activistas más destacados en favor del “no”, se trataba de votar sobre el destino de Turquía.
“Esperamos que los resultados sean buenos y juntos podamos tener la oportunidad de discutir otros problemas fundamentales de Turquía”, dijo antes del inicio de las votaciones

Helicópteros del ejército trasladaron las boletas y a funcionarios electorales a algunos distritos de Diyarbakir por motivos de seguridad, según reportó la agencia oficial de noticias Anadolu.
Según la versión, la causa probable de la pelea es una disputa por tierras, aunque la agencia noticiosa Dogan dijo que se trató de “diferencias de opiniones políticas”.
Dos personas fueron detenidas y se reforzaron las medidas de seguridad en la escuela de esa aldea donde ocurrió el incidente, informó Anadolu.
Los cambios concederían al presidente potestad para nombrar ministros, altos cargos del gobierno y a la mitad de los miembros del máximo órgano judicial del país, además de para promulgar decretos y declarar estados de emergencia. Se fija un límite de dos mandatos de cinco años para los presidentes y se les permite seguir al frente de su partido político. Las modificaciones entrarían en vigor en las próximas elecciones generales, previstas para 2019.

Erdogan, de 63 años, llegó al poder en 2003 como primer ministro, cargo que ocupó hasta 2014, cuando se convirtió en el primer presidente turco elegido de forma directa. Llevaba años intentando ampliar el poder del presidente y esta vez lo logró.
La votación llegó en un momento con varios frentes abiertos para Ankara. Erdogan sobrevivió a un intento de golpe de Estado el pasado julio, que atribuyó a su exaliado reconvertido en enemigo Fetula Gulen, un clérigo islamista que vive en Estados Unidos. El estado de excepción impuesto tras el fallido alzamiento sigue en vigor. Las autoridades lanzaron una amplia ofensiva contra los seguidores de Gulen y otros opositores al gobierno, calificándolos de terroristas.
Unas 100 mil personas, entre las que hay jueces, maestros, académicos, médicos, periodistas y miembros del ejército y la policía, han perdido sus empleos y más de 40 mil fueron arrestadas. Cientos de medios de comunicación y ONGs fueron clausurados.
Turquía sufrió también por una renovada violencia entre insurgentes kurdos y fuerzas de seguridad en el volátil suroeste del país, además de una serie de atentados, algunos reivindicados por el grupo extremista Estado Islámico, que opera al otro lado de la frontera con Siria.

La guerra en Siria propició la llegada de unos tres millones de refugiados al país. Ankara envió tropas a Siria para ayudar a opositores a limpiar la frontera de la amenaza extremista.
Por otra parte, la relación de Turquía con Europa es cada vez más tensa, especialmente después de que Erdogan calificó a Alemania y Holanda de nazis por impedir que ministros turcos hiciesen campaña por el “sí” entre expatriados.
Se espera que el resultado tenga un enorme efecto en el futuro político de Turquía a largo plazo y en sus relaciones internacionales. Aunque el resultado, si se confirma oficialmente, se quedaría corto de la victoria aplastante que había buscado Erdogan, de cualquier forma consolida su asimiento del control de gobierno.
El primer ministro Binali Yildirim, cuyo puesto será eliminado bajo el sistema de gobierno presidencial convocado en el referendo, también recibió con agrado los resultados y extendió una mano a la oposición.

“Todos somos ciudadanos iguales de la República de Turquía”, dijo. “Tanto los que dijeron ‘No” como los que dijeron *’Sí” son uno y son igualmente valiosos”.
“No hay perdedores en este referéndum. Turquía ganó, el amado pueblo ganó”, dijo Yildirim, quien agregó que “se ha abierto una nueva página en nuestra historia democrática con este voto. Estén seguros que utilizaremos este resultado de la mejor manera para el bienestar de nuestro pueblo y la paz”.
Pero el Partido Democrático del Pueblo, la principal oposición, manifestó dudas sobre los resultados. Erdal Aksunger, vicepresidente del partido, dijo que van a impugnar 37% de las casillas electorales.
“Nuestros datos indican una manipulación en el rango de tres a cuatro por ciento”, señaló el partido en su cuenta de Twitter.
Redacción