
Cuestiones de higiene, una posible incitación a disturbios y una señal de yihadismo son las razones esgrimidas por las autoridades francesas
El uso del burkini, el traje de baño femenino para las mujeres islámicas ha causado polémica en Francia, donde ya son varias ciudades las que, esgrimiendo desde motivos de higiene hasta preocupaciones por seguridad, han decidido prohibir su portación en público.

Las tres ciudades que decidieron vetar la prenda fueron Cannes y Villeneuve-Loubet, de la Costa Azul, a las que se le ha unido Sisco, en Córcega, tras una pelea entre jóvenes de la zona y un grupo de orígen magrebí, quienes se ofendieron al ver que fotografiaban a las mujeres bañándose en la playa.
Cannes fue el primero en prohibir el uso del burkini, tras considerarlo una prenda “que manifiesta de forma ostentosa una pertenencia religiosa, cuando Francia y los lugares de culto son actualmente objetivo de ataque terroristas, puede provocar disturbios del orden público”, señaló el gobierno de la ciudad a través de un decreto.
Sin embargo, el director general de servicios del ayuntamiento, Thierry Migoule, señaló que es una señal de “adhesión al yihadismo” e indicó que implica “problemas de higiene”, mismas razones esgrimidas por Villeneuve-Loubet.
Varias organizaciones habían recurrido a esa decisión, sin embargo el Tribunal Administrativo de Niza consideró que la decisión no va contra la Constitución francesa, que dice que Francia es una nación laica y prohíben hacer prevalecer la propia visión religiosa sobre las reglas comunes.
Por su parte, el Colectivo contra la Islamofobia anunció que recurrirá el veto ante el Consejo de Estado, pues considera la medida posibilita la prohibición de todo signo religioso en público, y discrimina a mujeres que no han cometido ningún delito mientras amalgaman a todos los islámicos como peligrosos.
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