
Las declaraciones de dos elementos del Ejército revelan la pasividad de los militares durante la desaparición de los normalistas en Iguala
Los elementos del 27 Batallón de Infantería, el cual se encontraba destacado en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014, no acudieron al lugar de la tragedia que derivó en la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, pese a recibir la información de primera mano.
Según el diario El País, el teniente Joel Gálvez y el soldado Eduardo Mota, revelaron que la inteligencia militar tuvo conocimiento de los eventos, y no hicieron nada para detenerlo, dejando el asunto en manos de los policías municipales, muchos de los cuales incluso ayudaron a atacar y secuestrar a los estudiantes.

De acuerdo con el relato del teniente Gálvez, recibió por lo menos 9 llamadas derivadas del sistema de coordinación de seguridad C-4, por lo que en principio envió a Mota, encargado de comunicaciones y encriptación, al lugar, donde elementos de la Policía Municipal tenían rodeado a uno de los camiones de los normalistas, donde tomó fotografías, pero por órdenes de Gálvez no se acercó y regresó al batallón.
“No te acerques mucho ni te arriesgues”, fue la indicación.
El coronel José Rodríguez Pérez, quien recibía la información del C-4 y los pedidos de auxilio de la población, ordenó que se comenzara a patrullar la ciudad, encontrando normalistas refugiados en el Hospital General y la Clínica Cristina, muchos de los cuales se encontraban heridos de gravedad.
Durante dicho recorrido, los militares encontraron los cadáveres de varios estudiantes, así como de los futbolistas del club Los Avispones, los cuales fueron confundidos por los policías municipales.
De acuerdo con el exprocurador general, Jesús Murillo Karam, como con el secretario de la Defensa Nacional (SEDENA), Salvador Cienfuegos, los elementos del Ejército no intervinieron ya que la ley les prohíbe actuar a menos de que lo ordene la autoridad civil, por lo que los militares hubieran quedado bajo el mando del entonces edil de Iguala, José Luis Abarca, relacionado con el cártel de Guerreros Unidos.
“De haber salido hubiéramos creado un problema mayor”, aseguró Cienfuegos.

El rol de los militares, que no hicieron nada pese a tener conocimiento de los hechos, ha sido muy cuestionado por los familiares de los normalistas y los expertos independientes que han conducido investigaciones del caso, especialmente porque no se les ha permitido la entrada a los cuarteles.
“Si nuestros soldados no han sido señalados en ninguna de las averiguaciones, ¿cuál es la razón de ir a los cuarteles?”, cuestionó el general Cienfuegos, en una actitud que ha despertado la desconfianza entre los familiares de los estudiantes desaparecidos.
Con información de El País