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El Gil quería ver a su esposa y a su hija en Taxco
Foto de AIC

Habían pasado más de once meses desde que Gildardo López Astudillo, alías El Gil, vio por última vez a su esposa y a su hija, pues desde aquella noche del 26 de septiembre en Iguala, el presunto autor material de la desaparición de los 43 normalistas rompió todo contacto con sus familiares.

Durante casi un año, El Gil se ocultó en tres municipios de Guerrero, no hizo ninguna llamada hasta la primera semana de este mes, cuando contactó a su esposa para acordar un encuentro en Taxco para la noche del 16 de septiembre.

Fue desde la primera llamada, cuando los agentes de la PGR y la Policía Federal en Guerrero ubicaron a López Astudillo.

En Taxco, la Policía Federal hizo una vigilancia encubierta y uno de los hombres más buscados del país al fin pudo ser detenido.

El Gil quería ver a su esposa y a su hija en Taxco - el-gil
Foto de PGR

Las autoridades policíacas revelaron que “El Gil” puso resistencia y por algunos momentos forcejeó con ellos.

“Me llamo Jesús”, les decía. Cuando finalmente fue sometido, rechazó llamarse Gildardo López Astudillo y estar involucrado con el caso de los normalistas.

Durante su traslado a las instalaciones de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) se resistió a hablar, no dijo mucho.

Fue hasta la tarde del jueves que El Gil aceptó que las policías de Iguala y Cocula le entregaron a los normalistas en un paraje conocido como la Loma del Coyote y después dio la orden de llevar a los estudiantes al basurero de Cocula, pues creyeron que eran integrantes de Los Rojos.

Con información de Reforma.