El hombre al que Frank Sinatra consideró, en una entrevista en la revista Life en 1965, el mejor cantante del mundo, consignó en su autobiografía lo que sucedió la noche del Día de Gracias de 1945 cuando aún estaba en el ejército
Es raro encontrar en medio de la frivolidad, adicciones y fiestas, que rodean a los artistas populares una personalidad como la del recientemente fallecido Tony Bennett (3 de agosto de 1926 -Nueva York- 21 de julio del 2023). Como se verá murió dos semanas antes de cumplir los 96 años; estuvo activo hasta el 2021, no obstante haber sido diagnosticado con Alzheimer en el 2016. Ya con el padecimiento a cuestas, en el 2018 grabó un disco a dueto con Lady Gaga (Cheek to Cheek) que logró escalar el primer lugar de popularidad y por el que ganó su décimo octavo Grammy.
Con tan sólo 18 años luchó en las postrimerías de la segunda guerra mundial. En abril de 1945, quien tiempo después como crooner tuviera grandes éxitos como Blue Velvet y I Left My Heart in San Francisco, fue uno de los soldados aliados que ingresaron a los campos de concentración que integraban Kaufering, donde presenciaron escenas de horror: cadáveres de judíos apilados, un gran hoyo con mujeres y niños asesinados por los nazis el día anterior; los pocos sobrevivientes semidesnudos, enflaquecidos, hombres rotos y sin esperanza. “La principal enseñanza que saqué de mi paso por el ejército es que estoy absolutamente en contra de las guerras”, escribió en su autobiografía The Good Life, publicada en 1998. Una prueba de su lucha antibélica la dio cuando públicamente se opuso a la invasión de Irak ordenada por George W. Bush.
Anthony Benedetto, su nombre real, en 1950 cantaba en un pequeño bar en el barrio de Greennwich Village, donde fue descubierto por el comediante Bob Hope, quien decidió llevarlo consigo a una gira cambiándole el nombre con el cual actuó durante 70 años. En 1951 su grabación de la canción Because of You llegó a la cima del éxito con la venta de un millón de sencillos. En poco tiempo se hizo famoso y querido por el público.
El hombre al que Frank Sinatra consideró, en una entrevista en la revista Life en 1965, el mejor cantante del mundo, consignó en su autobiografía lo que sucedió la noche del Día de Gracias de 1945 cuando aún estaba en el ejército. Se reencontró con un amigo de la infancia de raza negra también enlistado en la milicia. Celebraron juntos. Un superior supremacista se dio cuenta del acto y degradó a Bennett, cortó sus charreteras, le escupió en la cara y lo envió a la sección de entierros. Este hecho influyó en su vida para ser antirracista. Lo enfurecía que los negros fueran tratados como ciudadanos de segunda clase.
Por eso, cuando el artista y activista Harry Belafonte le pidió a Bennett unirse a la marcha, de Selma a Montgomery, en pro de los derechos civiles de los negros convocada por el reverendo Martin Luther King Jr.; no lo pensó dos veces y voló a Alabama donde se unió a otros artistas que luchaban por la justicia como Ella Fitzgerald, Joan Baez y Sammy Davis Jr., entre otros.
Al respecto, Tony Bennett, quien en su época de mayor apogeo artístico llegó a presentarse hasta siete veces en un día, escribió en su precitada autobiografía: “Estoy enormemente orgulloso de haber podido participar en un evento histórico, pero me entristece pensar que fue necesario hacerlo para que ninguna persona sufra simplemente por el color de su piel”.
Bennett, quien también grabara a dueto con cantantes de habla hispana como Alejandro Sanz, Thalia, Gloria Estefan y Vicente Fernández, no fue un santo; tuvo tres matrimonios y en los años setentas padeció un declive económico por su inclinación al juego, además sufrió una sobredosis de cocaína. Superó la crisis gracias a sus hijos y a su humanismo. Alguien que quiere a la humanidad, por fuerza se quiere así mismo.
Punto final
El que inventó la bolsa de toallitas húmedas que cada vez que sacas una salen cuatro, debió haber inventado el cajero bancario automático.
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