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Una porción de felicidad del jefe del Ejecutivo debe proceder de quienes toman a broma sus chistoretes, y hasta los incorporan al lenguaje cotidiano, como “yo tengo otros datos”. Pues esa frasecita es el bonsái de un apagón estadístico que no tarda, eh.

Lo volvió a adelantar ayer, al afirmar que PIB y crecimiento económico son medidas neoliberales y malas para medir el bienestar, por lo que ya deben entrar en desuso y buscar nuevos conceptos.

Es lo que plantea el librito, burdo pero eficaz, del bloque bolivariano del Socialismo del Siglo 21, de cuyo programa ideológico forma parte el populismo de la 4T: es esencial ejercer el monopolio de los datos.

Lo hizo el kirchnerismo (2003-15), al ocultar a los argentinos y al mundo las cifras reales sobre la economía, y multar a las consultoras privadas que publicaban datos diferentes a los del kirchnerismo.

El chavismo también lo aplicó. Pero tardó 13 años, porque no necesitó mentir ni ocultar información, ya que, en su primera década, el barril de petróleo estuvo a 100 dólares en el mercado mundial.

Pero con la llegada del desastre económico en 2012, el chavismo dejó de publicar los índices sociales, como pobreza o desnutrición y, en 2014, el Banco Central de Venezuela dejó de publicar los reportes de inflación y del PBI.

Sin embargo, la bancarrota de la 4T debe aparecer ya en los récords universales de rapidez destructiva, al deshacer, en sólo un año, una economía con un PIB anual de 74 billones 125 mil 369 millones de pesos.

Así que está obligada a recurrir al modelo de los Kirchner, y aplicar rapidísimo el apagón estadístico e instaurar que las mediciones sean como propuso ayer el presidente:

1.- Que en vez de crecimiento se debe hablar de “desarrollo”

2.- Que en vez de hablar del PIB, hablar de “bienestar”

3.- Que en vez de en lo material pensar en lo “espiritual”

No se debe olvidar que, en 2019, empezó el debilitamiento del INEGI, con la eliminación de 14 encuestas y censos sobre prevención de la violencia y la delincuencia, acceso a la información pública y protección de datos.

Y que el gobierno decidió los datos a publicar por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Es decir: el Coneval dejó de ser un organismo separado del Estado, como ocurría desde 2004, y tiene un titular afín al gobierno.

Incluso, para este año, el INEGI tiene un presupuesto apretado, a pesar de realizar el Censo de Población y Vivienda, en lo cual se irá el 53.5 por ciento de los 16 mil 572.9 millones de pesos que le reservaron en el presupuesto.

No: para nada el broma eso “otros datos”.