Qué hacer con los zoológicos: cerrar, transformar o mantener

En el futuro próximo, los zoológicos dejarán de ser un espacio de exhibición de animales en condiciones poco o nada naturales, pero ¿deben desaparecer o modificarse?

Tres de los expertos que más conocen el tema de los zoológicos en México comparten su opinión al respecto, las cuales van desde la propuesta de cerrarlos definitivamente hasta mantenerlos, pero acentuando su labor educativa y de conservación.

Cerrarlos para siempre porque son centros de tortura de animales 

Pedro Pozas Terrados es presidente internacional del Great Ape Project y director ejecutivo del proyecto Gran Simio en España, organización internacional que, entre otras cosas, trabaja para que a los grandes simios antropoides (como chimpancés, gorilas u orangutanes) se les retire la categoría de “propiedad” que ahora tienen y se les otorguen derechos básicos como a la vida, la libertad y a no ser maltratados ni física ni psicológicamente.

“Los zoológicos, tal como los conocemos actualmente, deben dejar de existir, ya que son verdaderos centros de tortura donde prima el negocio, y el bienestar animal queda rebajado a lo mínimo”, opina el especialista en el estudio de los primates.

Pozas Terrados asegura que, durante el día, algunos de los animales de los zoológicos son expuestos en zonas que los visitantes pueden calificar como apropiadas; sin embargo, cuando cierran, los ejemplares son llevados a celdas frías, estrechas, con suelo de cemento y con espacios reducidos en los que pasan hasta 16 horas diarias.

“Los animales permanecen en sus celdas internas durante 243 días completos al año, lo que hace que los zoológicos sean un verdadero Guantánamo del reino animal, lugares de sacrificio y abandono que no deberían permitirse en una sociedad que se supone avanzada y que ha desarrollado la sensibilidad suficiente para comprender qué es tortura y qué no lo es”, subraya.

El especialista apunta que 99 por ciento de los animales que se encuentran en zoológicos están psicológicamente enfermos, se aburren y no realizan actividades propias de su especie; además de que estos centros no proporcionan elementos educativos adecuados.

“Los niños no descubren en los zoológicos algo positivo para sus vidas. Lo único que aprenden es a encerrar seres vivos, sacarlos fuera de sus ecosistemas y recluirlos para divertirnos”, indica.

“Eso sin contar que los comportamientos que observan en los espectáculos circenses que muchos zoológicos realizan con delfines, loros, leones marinos y otras especies, no son propios de esas especies, sino actos forzados mediante la tortura de sus cuidadores o, mejor dicho, torturadores”.

Recomienda que padres de familia, escuelas y universidades hagan un llamado para que las personas no visiten los zoológicos con el fin de obligar a que cierren definitivamente.

“Para enseñar a un niño qué es un gorila o un chimpancé, no hace falta llevarlos a estos centros de tortura y cautividad, existen actualmente otras formas virtuales mediante elementos digitales donde de verdad se pueden observar a estas especies como son y lo que representan en sus verdaderos ecosistemas, y no entre el cemento, las cadenas y las rejas”, reitera.

Cerrar zoológicos y crear santuarios, pero poco a poco

Marielena Hoyo trabajó 20 años en el Zoológico de Chapultepec, 15 de los cuales fue su directora, y, durante su administración, fue sometido a una remodelación que le dio su apariencia actual.

Ella coincide en que los zoológicos tradicionales de ciudad ya no tienen razón de ser, por lo que deben transformarse debido a que hoy existe una tendencia mundial a respetar más la vida animal en su forma y hábitat naturales.

“Este va a ser el siglo de los animales. Así como los usamos durante mucho tiempo, ahora van a ser más respetados, porque la gente está entendiendo que son compañeros de planeta y no propiedades, que es como la ley los trata actualmente”, explica.

La especialista dice que este cambio de mentalidad en las personas ha impulsado diversas teorías filosóficas y legales que harán que ahora se opte por nuevas formas de conocer a los animales, ya sea con videos, durante viajes o mediante herramientas virtuales, evitando así mantenerlos encerrados en un zoológico.

“Eso está dando lugar a que los zoológicos de tipo urbano, como los citadinos, pasen a la historia y queden como monumento a lo que nunca debimos haber permitido”, apunta.

Por ello, Marielena Hoyo prevé que los zoológicos se modificarán durante los próximos años para ser utilizados como centros de educación ambiental, al mismo tiempo que se impulsará la creación de reservas (o “santuarios”) en donde se dediquen todos los recursos profesionales, económicos, de equipo y de espacio a la conservación de las especies que verdaderamente requieren un apoyo para ser reintroducidas a su hábitat. 

“Sin embargo, esto no puede hacerse de hoy para mañana. La gente debe entender que los zoológicos no pueden cerrar de un día para otro, ya que tienen que darle margen a la población animal, hacer un estudio poblacional y ver que ya no se reproduzcan los que no se tienen que reproducir, y que las personas entiendan que algunos se morirán de viejos”, aclara.

La comunicóloga, que lleva casi cuatro décadas dedicadas a los animales, recuerda que en México ya hay antecedentes de este tipo de trabajos, en donde zoológicos o reservas han trabajado por la conservación de especies para reinocrporarlas a su hábitat natural, como el del lobo mexicano o el del cóndor.

No puedes querer lo que no conoces

Roberto Sánchez Okrucky es vicepresidente de la Comisión de Ética y Bienestar Animal de la Asociación Mexicana de Hábitats para la Interacción y Protección de los Mamíferos Marinos AC, organización sin fines de lucro conformada por empresas mexicanas de ese sector con el objetivo de proteger y conservar a los mamíferos marinos bajo cuidado humano y promover su conservación en los océanos a través de la educación.

Él opina que los zoológicos y acuarios son reductos muy importantes para especies que están al borde de la extinción, como se ha demostrado en el caso de la vaquita de mar, especie de la cual quedan alrededor de 90 ejemplares en el mundo, y estos espacios han servido para trabajar activamente en su conservación, debido a que, además, el ser humano ha acabado con sus hábitats naturales.

Por ello, dice que no hay que cerrar los zoológicos, además de que cumplen con una función de convivencia familiar y educativa para que las nuevas generaciones puedan conocer a los animales.

“Tú no puedes querer lo que no conoces. Por eso es importante ver fauna silvestre, y eso es posible en los zoológicos, que son instituciones que deben perdurar su efecto positivo en la sociedad y en la conservación”, menciona.

Definitivamente, es necesario legislar en el tema de los zoológicos en México –agrega- además de que debe existir un compromiso de parte del gobierno para crear leyes adecuadas y coherentes, así como compromiso de parte de los especialistas para seguir mejorando y evolucionar en el tema.

“Si se cierran los zoológicos, se perderían animales valiosísimos y se perderían años de investigación y de estudio”, advierte el médico veterinario.

“Si estamos buscando el bienestar animal, la prohibición no es la manera correcta de lograrlo, ya que, a lo largo de la historia, hemos visto que no es la mejor solución, porque muchos animales acabarían en peores condiciones, sin quién los mantuviera, sin alguien que los alimentara adecuadamente y sin los especialistas que los cuiden”, advierte.

Sanchez Okrucky señala que los zoológicos deben seguir evolucionando, tener mejores instalaciones y llevar a cabo un mejor trabajo de conservación de animales.

“Los zoológicos tienen que convertirse en centros cuya principal función sea la conservación de especies, además de que sean centros educativos y especializados en temas como medicina preventiva para ir mucho más allá de la exhibición”, reitera.

“Con los zoológicos pasa algo similar a lo que pasaba con los circos: hay buenos y malos, por eso, aquellos zoológicos que no cumplan con los altos estándares de bienestar animal, tendrán que desaparecer, y eso fortalecerá a los que sí tienen programas de conservación. Tenemos mucho que hacer, pero también es muchísimo lo que se ha hecho y eso es lo que debemos dar a conocer para que la gente lo sepa”.

El futuro

Los tres expertos coinciden en que los zoológicos deben cambiar, pero todavía falta discutir y decidir cuál es el mejor camino para que este cambio se lleve a cabo en beneficio de los animales y el mundo en general.

De acuerdo con los tres especialistas consultados, es indispensable discutir y analizar a fondo el tema, el cual no puede definirse únicamente mediante un decreto.

Por Carlos Tomasini (@carlostomasini)