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Para conocer la cifra definitiva de crecimiento de la economía al cierre del primer trimestre del año habrá que esperar hasta el 20 de mayo, pero este viernes tendremos acceso a un dato preliminar.

El Inegi tiene ya, como en Estados Unidos, una primera lectura que es capaz de arrojar prácticamente un mes después del cierre del trimestre un dato que hasta ahora ha resultado confiable para el mercado.

Lo que ya sabemos es que el dato del Producto Interno Bruto (PIB) del primer trimestre de este 2016 tendrá el efecto de la Semana Santa, porque los días de descanso este año cayeron en marzo en comparación con el año anterior cuando los días santos cayeron en abril.

Seguro que ya se encargarán las autoridades financieras de aclarar que el dato que cuenta será el que se ajusta a esa estacionalidad. Ojalá que para el segundo trimestre, cuando el efecto de los días de descanso sea favorable para el dato de este año, también se encarguen de hacer la aclaración correspondiente.

Para el viernes que tengamos disponible ese dato del Inegi ya habremos conocido dos elementos básicos esta semana. Primero, la decisión de política monetaria de la Reserva Federal (Fed) el miércoles y al día siguiente la primera lectura del PIB de Estados Unidos.

Evidentemente el dato más esperado por los mercados es la decisión de política monetaria de la Fed del miércoles. Está claro que en estos tiempos quien más mueve los ánimos financieros del mundo es el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Prácticamente nadie esperaría un aumento en la tasa de interés para esta semana, si atendemos a lo que los propios banqueros centrales estadounidenses adelantaron en la reunión anterior y en sus discursos posteriores.

Por lo tanto, el dato que más se espera es el tono del comunicado de política monetaria. Saber si se mantiene la expectativa de tener no más de dos aumentos en la tasa de referencia y más hacia finales del año.

No hay presiones inflacionarias, hay datos dispares en la economía. Como el buen dato de crecimiento de empleos contra el mal dato de la actividad industrial.

Los precios del petróleo se han estancado en su recuperación y no hay presiones inflacionarias que pudieran inquietar al banco central.

No existe el escenario ideal, pero uno del que se enamorarían los mercados es aquel en el que mejoren los indicadores que respalden a las emisoras de la Bolsa, para alejar el temor de que hay una enorme burbuja en los indicadores bursátiles, y al mismo tiempo una autoridad monetaria que acompañe esos mejores resultados sin prisas monetarias por subir el costo del dinero.

Además, las decisiones de política monetaria de la Fed ya fueron anexadas a la contienda política, básicamente por cortesía del tan destructivo Donald Trump, así que las determinaciones del banco central estadounidense también serán cuestionadas desde esa perspectiva.

Y si bien la Fed no tiene preferencias partidistas explícitas, lo que se juega con las decisiones del Comité de Mercado Abierto es en buena medida la credibilidad del propio banco central.