El otro día se me presentó un pequeño dilema, el cual estoy tratando de entender: ¿qué sería de mí y de muchas más personas sin las notificaciones? Y no me refiero a las notificaciones de adeudos o requerimientos de los bancos, me refiero a los cientos de notificaciones que recibimos a diario en las aplicaciones … Continued
El otro día se me presentó un pequeño dilema, el cual estoy tratando de entender: ¿qué sería de mí y de muchas más personas sin las notificaciones? Y no me refiero a las notificaciones de adeudos o requerimientos de los bancos, me refiero a los cientos de notificaciones que recibimos a diario en las aplicaciones que tenemos en nuestros teléfonos inteligentes.
Aun si fueran del tipo digitales, las notificaciones son algo serio, bueno así lo dice el significado de notificación: entendemos por Notificación a la acción y efecto de notificar (un verbo que procede del latín y que significa comunicar formalmente una resolución o dar una noticia con propósito cierto).
Justo lo podemos encausar a las acciones que brindan nuestros teléfonos al dar noticias de Facebook, correos electrónicos, WhatsApp y más aplicaciones que tenemos y recibimos a diario.
Ahora bien, ¿dónde estaríamos si no existieran estas? Sería difícil saberlo, pero lo que sí podemos saber es que el mundo y las grandes empresas son lo que son sin las amadas “notificaciones digitales”, es decir, se lograron a base de mensajes que tomaban su tiempo en llegar y que se atacaban de una en una sin tener a otra queriendo aparecer para crear una distracción.
Pero, por otra parte, sabemos que una buena notificación nos puede sacar de muchos apuros, ganar un buen negocio, o evitar una tragedia. ¿Entonces las “notificaciones digitales” han sido una de las mejores innovaciones en la humanidad, lo que nos faltaba para ser más productivos y reaccionar a tiempo a posibles emergencias?
Entendiendo un poco toda esta analogía me pregunto: ¿Qué sí y qué no seríamos si nunca hubiéramos conocido las notificaciones? Algo muy efímero pues ya existen y no me toca investigarlo, más bien me toca decidir cuándo quiero tenerlas, hacerles caso y utilizarlas.
Les comparto algunos tips que me han servido para no causar un accidente a partir de las notificaciones, o simplemente intentar ser más productivo.
- Apaga las notificaciones de WhatsApp y otro tipo de chats, a quién le urge algo te va a llamar.
- Evita suscribirte a tantos boletines.
- Si hay una notificación revísala cuando termines de hacer lo que estás haciendo. Exigen correos que pueden romperte lo que estás logrando, así como alarmarte.
- Entiende cómo puedes configurar las notificaciones en tu teléfono. Ya sea en Android o iPhone estas pueden configurarse para actuar solo en algunos momentos u horarios. Tú lo decides.
- Evita ponerle sonidos llamativos a este tipo de alertas.
- Revisa y configura las notificaciones de cada aplicación. Por ejemplo, muchas aplicaciones de correos electrónicos tienen notificaciones inteligentes, tú decides de qué persona o correo quieres recibir notificaciones. Lo mismo pasa para aplicaciones como WhatsApp y otras más.
- Apaga las notificaciones de Facebook e Instagram.
- ¡Arriésgate! no trates de contestar todo cuanto antes, calidad sobre velocidad. Quién te escriba lo entenderá.
- Aprende a entender a los que no contestan al instante. No se trata de un “call center”.
- La última, no hagas caso a las notificaciones que aparecen mientras estás haciendo algo. En pocas palabras, sé fuerte y no te distraigas por el sonido o la aparición de una notificación.
Cada quien puede tener su propia forma de atacar a las notificaciones, incluso pueden existir personas que sepan vivir y ser productivos con miles de estas al día. A otras nos afecta la multitarea que pueden ocasionarnos y perder el rumbo que traíamos, por lo que vale la pena crear nuestro propio flujo de notificaciones según lo necesitemos. Inclusive habrá días que tendremos que ser muy duros y fuertes para poder comenzar a vivir sin notificaciones.