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El recién concluido 2014 quedará marcado como el año en el que la economía global nos recordó que la recuperación sigue siendo vulnerable e inconsistente en varias latitudes. Esto sucedió después de una conclusión del 2013 y comienzo del 2014 que parecían anunciar una nueva etapa en el ciclo económico con un crecimiento más firme y el retiro gradual de los estímulos monetarios.

Desafortunadamente, con la notable excepción de Estados Unidos y el Reino Unido, el 2014 no fue lo que se esperaba. El año se caracterizó por una fuerte desaceleración en Europa; una nueva recesión en Japón; una desaceleración mayor a la esperada en China, y un importante deterioro en el panorama de los países productores de materias primas, en especial de los principales productores de petróleo, debido a una brusca e inesperada caída en los precios del crudo.

El crecimiento económico a nivel global para el 2014 apenas alcanzará 2.5 por ciento, cifra prácticamente idéntica a la del 2013 y por debajo del consenso original de 3 por ciento. Dada la incertidumbre introducida por la debacle en los precios del petróleo, el rango de expectativas sobre el ritmo de crecimiento de la economía global para el 2015 se ha ampliado de manera considerable; sin embargo, en promedio, los pronósticos apuntan a una mejoría frente al 2014 para alcanzar una cifra ligeramente por debajo de 3 por ciento.

Al igual que en el 2014, se anticipa que las economías desarrolladas, impulsadas por Estados Unidos, continúen acelerándose, mientras que los países emergentes mantendrán una tendencia de desaceleración dictada por China. En concreto, los expertos anticipan que el crecimiento de las economías desarrolladas podría pasar de 1.5 a 2 por ciento.

Dentro de este bloque, el crecimiento estará principalmente impulsado por EU, donde el consenso de expectativas espera una aceleración de 2.3 por ciento estimada para el 2014 a casi 3 por ciento en el 2015 -vale la pena recordar que la economía estadounidense ha estado creciendo a tasas promedio superiores a 3.5 por ciento en los últimos tres trimestres. En el caso de Europa, el 2014 marcó el primer año de recuperación con un crecimiento cercano a 1 por ciento, en línea con las expectativas; sin embargo, las cifras de los últimos dos trimestres fueron muy débiles, lo cual hace que las expectativas de un crecimiento cercano a 1.5 por ciento para el 2015 se vean ambiciosas.

En el caso de Japón, se espera un crecimiento ligeramente superior a 1 por ciento después de un 2014 de recesión. Por otro lado, no debemos olvidar que Japón se ha embarcado en un experimento de monetización de su deuda pública de dimensiones inéditas, lo cual podría tener consecuencias inesperadas.

En el caso de las economías emergentes, la mayoría de los expertos anticipa un crecimiento cercano a 3.8 por ciento, ligeramente inferior al observado en el 2014. El consenso de analistas espera que la desaceleración en China sea compensada por un mayor crecimiento en India, Tailandia y México.

En el caso de América Latina, el crecimiento en el 2014 no llegará a 1 por ciento, cifra muy inferior a 2.5 por ciento estimado a principios del año, siendo México, Brasil, Perú, Chile y Venezuela los principales culpables detrás del pobre desempeño. Para el 2015, el consenso espera un crecimiento muy similar al del 2014 pero con una composición diferente, mientras que México, Chile y Perú deberían crecer a tasas más aceleradas que el 2014, se espera una desaceleración en Colombia y Ecuador, mientras que Brasil seguirá coqueteando con una recesión. Aunque las expectativas apuntan a un mejor año que el 2014, el grado de incertidumbre es muy considerable.