El que a dos meses el MP no pueda ingresar a Nochixtlán permite imaginar la eficacia con que los cerebros de la provocación han impedido procurar justicia. Absurdo que se mantengan en reserva los calibres de las 10 balas que mataron a seis civiles, pero se sabe ya que fueron 89 armas largas y cortas … Continued
El que a dos meses el MP no pueda ingresar a Nochixtlán permite imaginar la eficacia con que los cerebros de la provocación han impedido procurar justicia.
Absurdo que se mantengan en reserva los calibres de las 10 balas que mataron a seis civiles, pero se sabe ya que fueron 89 armas largas y cortas las que utilizaron los policías de Oaxaca y la Federación.
El dato sobresale porque el choque fue entre unos dos mil civiles y algo más de mil antimotines.
Seis federales, se puntualiza, portaban cinco armas largas y seis cortas; que 32 de la Gendarmería llevaban 22 largas y 32 cortas, y que 24 de la Policía Vial tenían 15 cortas y nueve largas; que un helicóptero fue baleado, otro impactado por cohetones, y que 101 policías resultaron lesionados.
La mayoría de los policías iba sin armas, y entre los civiles hubo pistoleros que hirieron a quién sabe cuántos de quienes sobrevivieron con esquirlas de balas de bajo calibre en sus cuerpos.
Si de represión y no defensa propia se hubiese tratado, los policías pudieron dejar en Nochixtlán un regadero de cadáveres.