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Hace no muchos meses no eran pocos los que creían que era un mito genial aquello de que Donald Trump podría influir en los mercados financieros de México, y mucho menos en los del mundo.

Claro que hay algunos que hoy creen que es una mentira aquello del Brexit, pero ésos sí no tienen remedio.

El punto es que en torno al candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos hoy existen advertencias que llegan, lo mismo del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional (FMI) que del propio Banco de México.

Ése es un factor externo de mucho peso que va a influir en lo que suceda en los mercados mexicanos. Sin embargo, es algo incontrolable desde instancias internas.

Pero hay una larga lista de situaciones internas que también pueden tener gran impacto en la condición económica y financiera del país en la parte final de este año y sobre todo para el próximo.

Por ejemplo esa idea que ahora surge desde el FMI de crear un Consejo Fiscal en México habría sido una genialidad a principios del sexenio y de esa manera se habrían controlado las ansias gastadoras del gobierno que acabaron por disparar la deuda hasta niveles de 50% del Producto Interno Bruto.

Claro que haberlo hecho bien, con Consejo o sin Consejo, desde hace varios sexenios habría evitado la herencia de una larga lista de gastos irrenunciables como el oneroso pasivo laboral.

Como sea, en lo que llegan este tipo de figuras más modernas de control fiscal, hay que ponerle atención ahora a lo que pueden hacer y no hacer desde el Congreso, que es donde disponen.

La tentación de mantener el camino del gasto desmedido y mano a los ingresos por motivaciones políticas o de cabildeo es muy alta. Sobre todo cuando el colectivo social solo apunta a un único responsable de cualquier cosa que suceda en este país: el presidente.

Es tal la desfachatez política que impulsa esa falta de pedir cuentas a otros poderes, que pueden llegar los perredistas a una reunión con el secretario de Hacienda a denunciar que sospechan de un manejo político del presupuesto, si un grupo se ha distinguido por el manejo faccioso de los gastos son precisamente los gobernantes de este partido llamado de izquierda.

Si, por ejemplo, la Ciudad de México controlara la desmedida corrupción y depurara los programas sociales sólo a aquellos que realmente tengan un beneficio colectivo y no partidista, no sólo no habría baches en las calles sino que tendrían excedentes para todos aquellos gastos con los que ahora amenaza el jefe de gobierno que no se podrán llevar a cabo.

Hay un desfile de cabilderos que ahora mismo están ahí metidos en las oficinas de diputados y senadores, que están en los comederos políticos más exclusivos tratando de hacer que la voluntad de recortar los gastos o de afectar impuestos se haga siempre en los bueyes de los compadres.

Es fácil gritar: ¡al ladrón! cuando aparece Trump en la pantalla despotricando contra México y los mexicanos, pero hay factores totalmente internos que también le pesan hoy a la condición financiera y económica.

Los riesgos locales escondidos tras la sombra de Trump - val_int_trump_071016
Foto de El Economista