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La pronta diseminación e impacto que están teniendo las redes sociales acerca de hechos que ocurren cotidianamente en las grandes urbes de México sólo viene a dejar en evidencia la deleznable conducta de cientos de lores y ladies que, envalentonados en su soberbia, arrollan a ciclistas y peatones al amparo de sus automóviles.

Los recientes casos de la LadyAudi y de LordAudi, así como de LordPeaton documentan el desdén con que actúan hombres y mujeres que sienten tener preponderancia en cualquier espacio por el que se conducen por las calles.

Virgilio Passoti, un joven activista relacionado con temas urbanos y de movilidad, ha hecho de Periscope su arma de denuncia para desnudar a guardaespaldas que montan sus vehículos en espacios prohibidos, especialmente destinados a ciclistas, o a administradores de edificios como el de la Torre Diana que de plano se adjudicaron una banqueta que es espacio propio de los peatones para convertirla en bahía en la cual será la recepción de automóviles. De igual manera ha evidenciado la mala planeación de la infraestructura peatonal y para ciclistas.

En el mismo sentido de denuncia y demandas actúa la agrupación Liga Peatonal que, entre varios de sus planteamientos, señala la necesidad de desincentivar el uso del automóvil pero también de que no se cree infraestructura peatonal “fea, gris e insegura” como es el caso de puentes que –hay que subrayarlo – tampoco son usados por los peatones porque en la mayoría de las ocasiones son pasos para el peatón disfuncionales.

Una revisión en las redes sociales sobre la tensión cotidiana que existe entre conductores de automóviles y peatones y ciclistas arroja varios puntos de la ciudad de México en que potencialmente puede surgir otro caso de escándalo de lores y ladies, si no es que de atropellamientos con funestas consecuencias.

En ese recuento surge la zona de Santa Fe, al poniente de la ciudad de México, donde existe una fuerte interacción humana y en el que la preponderancia del automóvil es mayor.

Hay puntos de cuidado y de tensión constante en Santa Fe que están dejando en riesgo a peatones y ciclistas, según se observa en las redes sociales. Uno de ellos es el cruce entre la Universidad Iberoamericana hacia el área comercial y de restaurantes. El mayor problema se da cuando hay clases y, particularmente, en las mañanas en que todo mundo quiere llegar temprano a las oficinas, o por la tarde o los horarios de comida.

Ocurre lo mismo en las proximidades del Centro Bancomer, específicamente, en la avenida Javier Barrios Sierra donde potenciales lores y ladies avientan sus automóviles a peatones en los cruces donde operan semáforos que muchos no respetan, incluyendo no sólo a dueños de automóviles de lujo sino taxis, conductores de camiones y motociclistas. En ese punto confluye todo el tráfico que proviene de avenida de Los Poetas y de la Supervía Poniente.

Recientes tuits colocados bajo el hashtag #toreandocoches muestran en Santa Fe a peatones que literalmente deben capotear vehículos a los que poco importan los semáforos… cuando éstos funcionan.

Y ni que decir de la ciclovía que está en las avenidas Javier Barrios Sierra y Santa Fe. De nada sirve, más que para estacionar coches como ocurre exactamente frente al edificio de Park Plaza, el Hotel Westin y las oficinas de Banobras, según denuncia de ciclistas que se han quejado de esa situación sin que autoridad alguna haga caso. ¿Dónde está la delegación Álvaro Obregón? ¿Dónde Laura Ballesteros y su Secretaría de Movilidad del Gobierno de la Ciudad de México?

Esa falta de acción de la autoridad es la que, aunada a la prepotencia de potenciales lores y ladies, genera el caldo gordo para que haya confrontaciones, escándalos y probables casos de lesiones y muerte.

Cierto, es problema de falta de cultura y de ética ciudadana, pero también de carencia de una infraestructura adecuada, funcional como lo plantea la Liga Peatonal. Y ese es tema de las delegaciones y el Gobierno de la Ciudad de México.

Seguramente hay muchos pleitos callejeros entre conductores de automóviles y peatones y ciclistas que no se conocen porque alguien no tuvo la oportunidad de captarlo con una cámara-celular para subirlo a las redes sociales.

Pareciera que la autoridad está dejando la responsabilidad a la buena conducta y voluntad ciudadana, cuando es un tema de infraestructura y reglamentación.

El caso reciente de Rafael Márquez Gasperín, apodado LordAudi, abre otra discusión sobre la que habrá que poner foco. Según lo visto en el video viralizado, el acto del joven de 21 años contra el ciclista activista en temas de Movilidad, Ariel Santillán, no se trata únicamente de un asunto de daños en propiedad ajena contra Ecobici –ahora robo porque estúpidamente se llevó la bicicleta a la azotea de su casa para “esconder” la evidencia-, sino de un potencial caso de tentativa de lesiones u homicidio, agravado en el peor de los casos si un abogado defensor de la víctima quiere refundir al agresor.

Con su automóvil Audi, Márquez Gasperín arrolló al ciclista. Hubo dolo. Intención de causarle un daño físico, no sólo material. Lo hizo con alevosía y ventaja al utilizar su vehículo como arma.

LordAudi. 21 años. Con una vida por delante. Prepotente. Amenazador como reacción psico-fisiológica frente al hecho (si no, no hubiera apelado a que llamaran a su papá). Cateadas sus casas. Buscado ahora para presentación ante autoridad judicial. Literalmente prófugo.

¿Pero qué necesidad?

PostScriptum.- La impunidad campea no sólo entre muchos de quienes gobiernan, sino de particulares que teniendo responsabilidad jurídica por sus actos se amparan en la impotencia de una autoridad que, por falta de voluntad, incapacidad o colusión, no aplica la ley como debería ser.