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Ayer hubo dos eventos importantes para la economía estadounidense. Por un lado, la Reserva Federal (Fed) dio a conocer su tercer anuncio de política monetaria del año, y por otro, se publicó el dato preliminar del crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para el primer trimestre del 2015.

El PIB presentó un crecimiento anualizado y ajustado por estacionalidad de apenas 0.1% con respecto al cuarto trimestre del 2014, cifra considerablemente inferior a 2.2% de crecimiento registrado en el cuarto trimestre del 2014 y también por debajo de las expectativas del mercado, que se ubicaban cerca de 1 por ciento.

El dato significó un crecimiento más débil desde el primer trimestre del 2014. Los factores que tuvieron una mayor contribución negativa fueron la inversión fija bruta no residencial, que cayó 3.4% -después de tres trimestres consecutivos con crecimientos muy robustos- y las exportaciones que registraron una disminución de 7.2 por ciento.

Estos impactos negativos en el crecimiento del PIB fueron contrarrestados por dos factores: 1) un comportamiento saludable en el consumo personal -con un crecimiento de 1.9%- impulsado por un aumento en la confianza del consumidor y la reducción de los precios de la gasolina, y 2) una variación positiva en la acumulación de inventarios.

En su comunicado posterior al anuncio de política monetaria, la Fed atribuyó la fuerte desaceleración en el crecimiento a factores transitorios, tal como sucedió en el primer trimestre del 2014. Vale la pena recordar que durante el primer trimestre del 2014, el PIB se contrajo 2.1% con respecto al cuarto trimestre del 2013, debido principalmente a distorsiones provocadas por uno de los inviernos más fríos en la historia de Estados Unidos.

Aunque en menor magnitud, el primer trimestre de este año también presentó temperaturas menores a lo normal y fortísimas nevadas en diferentes partes de la Costa Oeste que sin duda tuvieron un impacto negativo en la industria de la construcción y también provocaron disrupciones en la cadena de suministro y logística del sector exportador.

Para darle un mejor contexto a las cifras y limpiar parte del impacto de los factores climáticos, vale la pena comparar el PIB del primer trimestre de este año con la cifra del primer trimestre del 2014; la cifra hubiera arrojado un crecimiento de 3.0 por ciento. No obstante, sería injusto atribuir toda la desaceleración a factores transitorios, ya que la fuerte caída en las exportaciones sin duda está ligada estrechamente a la fuerte apreciación del dólar.

Por su parte, en su tercer anuncio de política monetaria del año, la Fed dejó la tasa de referencia sin cambios, lo que estaba totalmente descontado por el mercado, y mantuvo un tono muy similar al de su último anuncio de política monetaria en cuanto al posible inicio del ciclo de alzas.

Más allá de reconocer que el bache en el crecimiento económico debe revertirse en el segundo trimestre del año, la Fed volvió a enfatizar que tomará un enfoque balanceado consistente de sus objetivos de largo plazo de máximo empleo y una meta de inflación de 2 por ciento. Asimismo, enfatizó que podría mantener la tasa de interés de referencia en niveles por debajo de lo normal por un periodo adicional, aun cuando la inflación y el empleo alcancen los niveles objetivo de la Fed.

Aunque la mesa sigue puesta para que la Fed comience a normalizar su política monetaria en la reunión de junio, si la actividad económica comienza a repuntar durante el segundo trimestre, no hay que descartar una posible demora hasta la reunión de julio para tener una mejor lectura de qué tan transitoria es la debilidad en el crecimiento observada en el primer trimestre del año.