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Si tiene que subir medio punto porcentual o más las tasas, lo va a hacer.

Si algo valora el mercado de una autoridad financiera es su actuación oportuna. Su decisión y hasta intuición para adelantarse a las calamidades.

En este caso el Banco de México (Banxico) tiene que ser oportuno, pero también ya debe tener una actitud correctiva de lo que estamos viendo en el mercado.

La inflación general, medida a través de Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC), deja ver un envidiable 2.55% hasta la primera quincena de este mes de junio. Es un nivel que se ha sostenido por muchos trimestres y que es propio de una economía desarrollada.

Tiene su encanto que se mantenga el consenso de que México tiene una inflación históricamente baja, eso ayuda a contener las presiones.

Pero para el análisis preventivo en las condiciones actuales de niveles históricos de la cotización del peso frente al dólar, vale la pena ver el bosque completo de la inflación.

El INPC se mantiene bajo porque se mantienen bajos los precios de los energéticos y de muchos productos agropecuarios, también porque se ha mantenido una racha positiva de baja en los precios de los servicios de telecomunicaciones.

Pero lo que ya merece la pena tener presente es la inflación al productor que no toma en cuenta los precios del petróleo, porque ahí tenemos una inflación anualizada cercana ya a 6 por ciento.

El freno del traspaso de la depreciación del peso frente al dólar a los precios es una virtud y todo un caso de estudio, pero el impacto de ver dólares casi a 20 puede cambiar esa percepción rápidamente.

En febrero pasado, cuando el peso se elevó hasta niveles máximos históricos, similares a los actuales, la actuación combinada de las autoridades fiscales y monetarias con la restricción del gasto, la discrecionalidad para el uso de las reservas y el aumento de la tasa de interés de referencia despresurizó la cotización de forma dramática.

La señal inicial tras el Brexit, en la conferencia conjunta de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, ayudó en medio de la tormenta. Pero la señal esperada, descontada, tiene que darse mañana al mediodía tras el final de la reunión de política monetaria del Banco de México.

Subir la tasa es contraproducente para el crecimiento económico. Pero dejar libres las presiones inflacionarias es terrible para los equilibrios económicos y sociales.

El Banco de México, pues, tendrá mañana que lanzar el mensaje preventivo de que a pesar de que la inflación general está en niveles históricamente bajos, hay que procurar que ahí siga. Y tiene que mandar el mensaje correctivo a los productores de que los altos costos de importación que hoy pagan tendrán que ser contenidos a través de la política monetaria.

El Banco de México ha actuado tan bien hasta este punto que ha podido librar varios episodios de volatilidad financiera local y global sin subir el costo del dinero. Pero tiene que seguir actuando tan positivamente que si tiene que subir medio punto porcentual las tasas o más, lo va a hacer. No hay dudas.