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Hace unas semanas analizamos el nombramiento de Wilbur Ross como secretario de Comercio de Donald Trump e hicimos una breve semblanza de su formación y trayectoria profesional. El objetivo era vislumbrar algunos aspectos de lo que será la política comercial de la nueva administración. Como explicamos en este espacio, Ross no es un neófito en temas comerciales, ya que ha hecho grandes inversiones en empresas cuyo destino está fuertemente ligado al comercio internacional.

Por un lado, Ross ha invertido en sectores, como el de acero en Estados Unidos, que han sido fuertemente beneficiados por la imposición de medidas proteccionistas.

Por otro lado, Ross ha hecho inversiones en el sector de autopartes, cuyo éxito no se podría entender sin el beneficio del libre comercio, dada su gran integración a la cadena global de suministro. La semana pasada Wilbur Ross compareció ante comités en el Senado como parte del proceso de su confirmación como secretario de Comercio. La comparecencia es muy relevante ya que nos abre una ventana a la visión de la política comercial de la nueva administración.

Durante casi cuatro horas Wilbur Ross respondió cuestionamientos y transmitió una postura más moderada que la expresada por Donald Trump desde su campaña y ahora como presidente. Ross declaró que no está opuesto al libre comercio, que su postura es siempre a favor del comercio, pero enfatizó que este comercio debe ser justo. Para Ross, lo ideal es fomentar las exportaciones y no necesariamente la implementación de barreras a las importaciones. Sin embargo, también comentó que la amenaza de barreras arancelarias puede funcionar como un mecanismo eficaz para lograr una mayor reciprocidad entre socios comerciales.

Asimismo, Ross trató de disipar la noción de que la política de America first de la nueva administración contemple medidas proteccionistas como las implementadas en los 20 y 30 del siglo XX, que generaron una gran guerra comercial que provocó una recesión global. Ross explícitamente reconoció que las políticas proteccionistas de esa época no funcionaron y que tampoco funcionarían en la actualidad.

A pesar de la percepción de varios medios estadounidenses de que la postura de Ross fue más moderada que la de Donald Trump, Ross fue contundente al establecer una amplia renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) como una de las primeras prioridades de la nueva administración, enfatizando que todos los aspectos del tratado son negociables.

Igualmente, Ross reconoció que no necesariamente está de acuerdo con todas las escandalosas amenazas del presidente electo en materia de política comercial vía Twitter, pero consideró que éstas constituyen una buena herramienta de negociación. Claramente, Ross es un negociador muy experimentado y pragmático que entiende a fondo la dinámica de la integración comercial internacional de varias industrias pero que también sabe identificar cuándo tiene ventajas —leverage— en una negociación, las cuales, en el caso de México, existen. A pesar de la inminente renegociación del TLCAN, Ross no fustigó explícitamente a México como un país proteccionista y más bien habló de la necesidad de fortalecer las relaciones en la región antes de enfocarse en otras jurisdicciones.

La parte más destacada de la comparecencia por los medios estadounidenses fue la acusación explícita que hizo a China como uno de los países más proteccionistas dentro de las grandes economías. Paradójicamente, esto ocurría prácticamente al mismo tiempo que China hacia un llamado para defender el libre comercio en el World Economic Forum de Davos.

Por si a alguien le quedaba alguna duda, esta comparecencia confirma que la política comercial de EU cambiará y que el TLCAN será renegociado ampliamente. Aunque México tenga que ceder a los intereses de Estados Unidos en varios temas, la renegociación del TLCAN podría ser menos traumática de lo descontado por los mercados.