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Ayer la Reserva Federal (Fed) dio a conocer su cuarto anuncio de política monetaria del año, en el que mantuvo la tasa de interés de referencia sin cambio, como estaba totalmente anticipado por el mercado.

Como ha sido costumbre, la atención del mercado estaba realmente enfocada en el lenguaje del comunicado, la revisión de proyecciones de indicadores económicos y la conferencia de prensa de Yellen para intentar vislumbrar con mayor claridad cuándo comenzará el ciclo de alzas y cuál será la trayectoria de las tasas de interés de referencia.

Hasta hace unos meses, el consenso de mercado anticipaba que la Fed podría subir las tasas tan pronto como en esta recién concluida reunión de junio o a más tardar en la de finales de julio. Sin embargo, la contracción en la actividad económica de Estados Unidos durante el primer trimestre del año, la desaceleración global, la incertidumbre en cuanto al desenlace de Grecia y la fuerte apreciación del dólar han contribuido a que la Fed tome una postura más paciente.

No obstante esta mayor paciencia, la Fed confirmó que la actividad económica en Estados Unidos se está recuperando y dio señales de que lo más probable es que el primer incremento en la tasa de interés de referencia se dé antes de que termine este año. Tan es así que 15 de los 17 miembros con voto en el FOMC consideraron que el momento adecuado para subir las tasas se dará durante este 2015.

Para la mayoría de los especialistas esto significa que en ausencia de una tragedia griega, la Fed muy probablemente eleve la tasa de referencia en su reunión de septiembre. Aunque mantuvo la señal de que estamos ante el comienzo inminente de un ciclo de alza, también tuvo mucho cuidado en enfatizar que los incrementos serán sumamente graduales y que las tasas estarán por debajo de lo normal por un periodo prolongado.

En este sentido los datos de los materiales anexos al comunicado revelaron una trayectoria estimada de alza en las tasas un poco más gradual que en marzo. En esta ocasión los 17 miembros consideraron que la tasa de referencia debe ubicarse por debajo de 1% al final del 2015, de esos 17, 12 consideraron que la tasa se debe mantener en 0.5% o por debajo y de estos 12, siete mantuvieron que la tasa apropiada debería ubicarse por debajo de 0.5 por ciento.

Esto contrasta con la reunión de marzo donde cuatro miembros anticipaban que la tasa terminaría por arriba de 1.0% y donde solamente tres anticipaban un nivel adecuado por debajo de 0.5 por ciento.

En el caso del cierre del 2016 también hubo cambios, ya que ahora las expectativas de los miembros con voto están más concentradas en un rango de 1-2% en comparación con marzo, donde las expectativas estaban más concentradas en el rango de 1.5-2.5 por ciento.

Esta trayectoria más gradual se puede atribuir a dos factores principales: i) la inflación se ha mantenido persistentemente por debajo de las expectativas de la Fed y de su nivel objetivo; y ii) la fortaleza del dólar se podría convertir en un problema para la economía de Estados Unidos.

En conclusión, a pesar de la mejoría en el entorno económico doméstico y la inminente alza en tasas en la segunda mitad de este año, la Fed ha reiterado que su postura monetaria seguirá siendo bastante relajada.