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A pesar de la mejoría laboral, el gasto 
en los hogares se ha moderado, por lo 
cual la Reserva no subiría las tasas.

Ayer, el Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal de Estados Unidos (FOMC, por su sigla en inglés) dio a conocer su tercer anuncio de política monetaria del año, manteniendo la tasa de interés sin cambios, en 0.25 por ciento.

Esta decisión estaba totalmente descontada por el mercado, pero los especialistas estaban muy atentos al tono del comunicado para descifrar el timing del próximo movimiento al alza en las tasas de interés por parte de la Fed.

Si comparamos el comunicado de la reunión de marzo y el de la reunión de ayer, hay tres cambios sutiles pero importantes: i) la eliminación de la frase “la evolución económica y financiera a nivel global continúan planteando riesgos”; ii) la introducción de la frase “la actividad económica aparentemente se ha desacelerado”, y iii) la inclusión de una alusión específica a una mejoría adicional en las condiciones del mercado laboral.

Como anticipamos en este espacio, los cambios en el comunicado estaban bastante en línea con lo anticipado por el mercado. Sin embargo, la reacción de los principales indicadores bursátiles fue ligeramente positiva, lo que refleja cierto alivio, basado en la interpretación de que la Fed no corre prisa por subir las tasas, a pesar de que se percibió un tono más positivo que en el comunicado de marzo.

La Fed reiteró que, a pesar de la continua mejoría en el mercado laboral y la recuperación en los salarios reales, el gasto de los hogares se ha moderado y tanto la inflación como las expectativas de inflación se mantienen por debajo del objetivo de la Fed.

Para muchos observadores, el hecho de que la Fed haya reconocido que la actividad económica se ha desacelerado —a pesar de que se matizó esta lectura con el calificativo “aparentemente”— en un contexto de inflación baja, hace más difícil pensar en un alza inminente.

A pesar de que la Fed estimó en la reunión de marzo que pudiera realizar dos aumentos de 0.25% cada uno en la tasa en lo que resta del año, el mercado está descontando un sólo aumento.

Asimismo, aunque nuestro escenario base sigue siendo que la Fed realizará el primer incremento en su próxima reunión de política monetaria en junio, la interpretación del mercado después del anuncio es que la probabilidad de un movimiento en esa fecha ha disminuido, para ubicarse por debajo de 20 por ciento.

Nuestra tesis detrás del pronóstico de alza en junio radica en tres puntos principales: i) aunque la inflación general disminuyó a 1.0% en febrero y se encuentra por debajo del objetivo de la Fed de 2%, la herramienta de medición de la inflación preferida por la Fed -el core PCE- se encuentra mucho más cercana al objetivo; ii) la actividad económica se ha desacelerado en el cuarto trimestre del 2015 y el primer trimestre del 2016; sin embargo, esto es consistente con lo que ha sucedido los últimos tres años, cuando esta debilidad ha sido seguida de una importante recuperación en el segundo y tercer trimestres; iii) el entorno internacional ha mejorado y el dólar se ha apreciado, lo que ha dado un poco más de espacio para que la Fed actúe.

Sin embargo, es importante indicar que el escenario de alza en junio se podría ver demorado por cualquier sobresalto en el entorno internacional, por una mayor evidencia de desaceleración o por una nueva apreciación del dólar. Dado que no hubo conferencia de prensa programada en esta reunión del FOMC, este columnista y los mercados estarán muy pendientes de la publicación de las minutas dentro de tres semanas y de la siguiente intervención pública de Janet Yellen, programada para el 27 de mayo.