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En su reestructura, la constructora ha creado dos filiales que nacen sin carga financiera: ICA CI e ICA PI.

ICA está de regreso. Sus acciones en la BMV ganaron 19.4 por ciento. Los inversionistas empiezan a ver señales de vida en esta empresa. Una de ellas es la alianza con el gigante portugués Mota-Engil para competir por la construcción del primer paquete de pistas en el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México.

Con 19.4% de ganancia bursátil, el valor de capitalización de ICA llegó a 1,650 millones de pesos. Su acción vale 2.70 pesos, apenas 11% del nivel máximo de 25 pesos por título. El alza es importante porque refleja una nueva mirada de los inversionistas. La asociación con Mota-Engil y con la mexicana Idinsa tiene un enorme impacto porque está relacionada con el regreso de ICA a las grandes licitaciones. La empresa que dirige Luis Zárate quiere ser protagonista en las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México. Hasta hace muy poco, parecía que se concentraría en la reestructura de su deuda y en la conclusión de los proyectos que tiene en curso, alrededor de 24.

¿Cómo sacar adelante a una empresa que tiene una deuda mayor a 55,000 millones de pesos? ICA está viviendo una reestructura a fondo. Parte fundamental de la misma es la creación de dos filiales, ICA PI (Promotor de Infraestructura) e ICA CI (Constructor de Infraestructura). Estas filiales son las que se presentan en la licitación del nuevo aeropuerto, ante la SCT. No tienen carga financiera y cuentan con los grandes activos intangibles de ICA: experiencia y talento en ingeniería.

La negociación con acreedores y el peso de la deuda queda en el holding de ICA. Este proceso será muy largo y complejo. La creación de dos filiales que nacen “con las manos libres” permite que éstas se concentren en generar negocio e ingresos. Esto es fundamental, porque en buena medida la crisis del gigante constructor ha sido una crisis de liquidez y solvencia.

Para el futuro de ICA será clave un buen desempeño en las licitaciones del Nuevo Aeropuerto de la ciudad de México. En total se trata de una obra que costará alrededor de 13,000 millones de dólares. Para ICA, buen desempeño quiere decir ganar algo en los concursos para construcción de pistas y también lograr una participación en lo que será el premio mayor, la terminal que tendrá una inversión proyectada de 60,000 millones de pesos.

El nuevo aeropuerto es uno de los cuatro mayores del mundo, que ahora están en construcción. La competencia será tremenda. La mejor prueba de ello es que 50 empresas participaron en la presentación de 16 propuestas para la construcción de la pista 3. Hay 15 constructoras extranjeras y un consorcio mexicano que parece un trabuco. Las constructoras de Carlos Slim, Carlos Hank y Olegario Vázquez se unieron en un grupo, que completa Hipólito Gerard, constructor con varios años en el negocio al que muchos sólo ubican por ser cuñado de Carlos Salinas de Gortari.

El resultado de la licitación de la pista 3 será un buen barómetro. La propuesta económica de ICA CI, Mota-Engil e Idinsa quedó en séptimo lugar, con 7,739 millones. El consorcio de Slim-Hank-Olegario-Gerard presentó la segunda propuesta más barata, 7,359 millones. El precio más bajo corresponde a la española Isolux, con 6,833 millones. El fallo se dará a conocer el 26 de agosto. No siempre gana el más barato, ni tampoco el mejor. A ver qué pasa. Una de las historias más interesantes del nuevo aeropuerto es que ICA está ahí. ¿Podrá volver a volar?

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