Elecciones 2024
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Una concatenación de infortunados acontecimientos puso la atención de la opinión pública en un personaje al que ya consideramos el nuevo villano favorito del país. Tiene diferencias y semejanzas con el anterior villano. Entre las primeras podemos referirnos a su estatura: el actual es relativamente alto, el anterior es más bien chaparrín. El actual tiene una mata de pelo y un copete que podría competir con el del preciso Peña Nieto; el anterior tiene menos pelo que las nalgas de un mandril -con todo respeto para el mandril. Del anterior se decía que era el innombrable, de éste se dice que es el infotografiable dada su reticencia a cámaras y fotógrafos. En cuanto a las semejanzas, el villano actual es el segundo hombre más rico de México con una fortuna de 14,700 millones de dólares, según la última publicación de la revista Forbes; el anterior fue el presidente que, al decir de su antecesor, se robó la mitad de la partida secreta, aproximadamente 429 millones de dólares, además de poseer valores secretos producto de uno que otro business. Remember Carlos’n and Charlie’s. Si bien a simple vista hay diferencia entre la fortuna del nuevo villano y la del anterior, ambas son tan cuantiosas que ni ellos ni sus hijos, ni los hijos de sus hijos, ni los hijos de los hijos de sus hijos, pasarán hambre ni tendrán necesidad de trabajar; a no ser que en el camino de la línea sucesoria se atravesara un movimiento de reivindicación social.

Por supuesto que me estoy refiriendo al nuevo villano favorito de la patria: Germán Larrea Mota Velasco, que vino a sustituir al que hasta hace unas semana ostentaba el título: Carlos Salinas de Gortari. Ambos de apellido compuesto. Ambos impunes. Un par que mata a una tercia.

Aquí cabe la expresión que el boxeador Luis Catillo El Acorazado de Bolsillo le espetó a Paco Malgesto cuando éste le preguntó su opinión sobre el Ratón Macías y el Pajarito Moreno, que venían empujando fuerte: “Pues mire, Paquito, pa’ mí que los dos son ojetes”.

Pero dejemos las comparaciones porque son odiosas, aunque en ocasiones no tanto como los comparados.


El Grupo México

El Grupo México es líder mundial de la industria minera. Esto a costa de daños ambientales y afectaciones a la salud de sus mal pagados empleados y de los pobladores de las regiones donde se instala.

La sociedad mexicana supo de la nociva existencia de éste grupo minero que preside Germán Larrea el 19 de febrero del 2006 cuando en la mina Pasta de Conchos, ubicada en Sabinas, Coahuila, hubo una explosión que dejó atrapados a 65 trabajadores que murieron ante la apatía y desinterés de los directivos de la firma. Pobladores voluntarios y familiares de los mineros atrapados hicieron labores de rescate y recuperaron dos cadáveres. La empresa fue cuestionada por organizaciones civiles luego de que se supo que la explosión había ocurrido por fallas en los sistemas de ventilación. Los gobiernos de Vicente Fox -presidente del país antes de volverse porrista de Peña Nieto- y el de Felipe Calderón -Comandante Supremo de la Fuerzas Armadas antes de volverse Director de la Comisión Global contra el Cambio Climático- tomaron partido por el consorcio minero. El señor Larrea Mota -Fox lo quiere legalizar- Velasco quedó indemne. Todavía los deudos de los mineros enterrados vivos siguen buscando justicia en la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Pero el abuso de poder no terminó ahí. Decidido por el apoyo gubernamental, Grupo México y su presidente y director general siguieron haciendo de las suyas: maltratando a la naturaleza y abusando de los mineros.

Todavía en la administración (de algún modo hay que decirle) de Felipe Calderón, el Grupo México se vio envuelto en otro conflicto: Los mineros de Cananea, Sonora, se levantaron en huelga, acusaron a la empresa de violación del Contrato Colectivo de Trabajo y de falta de seguridad en las instalaciones. La compañía disolvió la huelga con el apoyo de la Policía Federal y la Secretaría del Trabajo al mando de Javier Lozano. En respuesta al conato de huelga, Calderón y los suyos decidieron infructuosamente perseguir al líder de los mineros: Napoleón Gómez Urrutia -no meto las manos al fuego por él ni con guantes de asbesto.

Ahora la compañía de Germán Larrea es responsable del mayor desastre ecológico sucedido en el país: el derrame, por un descuido y malas instalaciones en la Mina Buenavista, de 40,000 metros cúbicos de ácido sulfúrico y metales pesados sobre el río Sonora. Aunque la empresa, fiel a sus trapacerías, negó su responsabilidad y alteró la escena del incidente. Una comisión indagatoria de peritos, funcionarios y diputados creada para evaluar el desastre ecológico declararon a la empresa culpable del derrame que contaminó el agua de 7 municipios y afectó a 22,000 personas, por lo que advirtieron que la firma debe crear un fondo de por lo menos 5,000 millones de pesos para la reparación de daños.

Y lo peor: en Estados Unidos temen que el derrame tóxico de Sonora llegue a aguas de Arizona, lo que haría de don Germán, además del villano favorito de México, el hombre más buscado por los estadounidenses. Una especie de Bin Laden de la revista Forbes.