Elecciones 2024
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Ahí va, aterrado pero disimulando.  Florestán

Cuando en 1996 se hizo la reforma política que formalizó el fin del Departamento del Distrito Federal, la figura del regente, designado por el Presidente de la República, y la elección de un jefe de Gobierno, los partidos políticos se quedaron pasmados y algunos aún no salen de aquel síncope, incapaces que han sido en 20 años de crear figuras competitivas y propias.

Para la primera elección en 1997, el PRI recurrió a Alfredo del Mazo, exgobernador del Estado de México, exsecretario del gabinete de Miguel de la Madrid y exprecandidato presidencial en 1987, cuando ganó Carlos Salinas; el PAN, a Carlos Castillo Peraza y el PRD, a Cuauhtémoc Cárdenas, dos veces candidato presidencial, en 1988 y en 1994, que arrasó.

Para 2000, el PRI se fue con Jesús Silva Herzog Flores, un personaje extraordinario, pero poco animado a la campaña, había sido presidenciable en el gobierno de De la Madrid, y se le conocía como El Diamante Negro; el PAN se fue con un neopanista, Santiago Creel, y el PRD con Andrés Manuel López Obrador, quien por una decisión del entorno del entonces presidente Ernesto Zedillo, se pasó por alto su limitación legal de residencia y ganó por cuatro puntos al panista, que no pudo ni con el efecto Fox, que sacó al PRI de Los Pinos.

En 2006 fue más dramático, ningún partido tenía un candidato competitivo: el PRI se fue con Beatriz Paredes; el PAN con quien era senador de la bancada del PRD, Demetrio Sodi, y el PRD con Marcelo Ebrard, quien se la llevó de calle por el factor López Obrador y limitaciones de sus opositores.

En 2012, aún fue peor. El PRI repitió a Paredes, el PAN se sacó de la bolsa a una no panista, Isabel Miranda de Wallace, y el PRD lo imitó y postuló a un candidato que no era militante, Miguel Mancera, quien logró la votación más alta en esta ciudad.

Es decir, los partidos políticos tradicionales nunca han podido construir un candidato propio, competitivo y ganador desde López Obrador en 2000 y que irá por su tercera candidatura presidencial.

A ver qué pasa para 2018, cuando habrá que considerar a Morena y a los independientes.

Ya lo comentaremos.

RETALES

1. VIOLENCIA. Fue una vergüenza la agresión del diputado priista Fidel Kuri a Edgardo Codesal, de la comisión de árbitros de la FMF, en el partido del viernes por la noche en el puerto. El fut, el trago y la prepotencia no se llevan, ¿o sí…? Y su partido, callado, ni una amonestación;

2. OTRA. Como lo es que Humberto Moreira, expresidente del PRI y exgobernador de Coahuila, esté siendo investigado en Estados Unidos y en España cuando aquí no se la ha tocado ni con el pétalo de un citatorio; y

3. REGRESO. Pues Jorge Luis Preciado concedió el triunfo a José Ignacio Peralta, dijo que no impugnará el resultado de la elección extraordinaria para gobernador de Colima y regresará a ese santuario privilegiado que es el Senado. Así cualquiera.

Nos vemos mañana, pero en privado

 

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