Elecciones 2024
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Un dilema parecido al del brexit asoma para los mexicanos en las elecciones de 2018.

El dilema está ya instalado en la cabeza de Peña Nieto, según la crónica de Ciro Gómez Leyva sobre una reunión del Presidente con periodistas. (El Universal, 27 de julio 2016)

Dice Ciro que Peña rechazó en la charla que todo estuviera cargado hacia López Obrador para 2018. “Sin ostentar la investidura”, escribió Ciro, el Presidente dijo que “el México sistémico, institucional, es más grande que el México antisistémico, y que ya lo íbamos a ver, porque son millones más los mexicanos que expresarán su defensa por un país con visión de futuro, de libertades, responsabilidad económica y reformas estructurales”.

En la cabeza del presidente, la elección mexicana de 2018 está planteada ya como un brexit: un plebiscito entre continuidad y ruptura, entre sistema o antisistema, entre “más de lo mismo” o “lo que sea pero distinto”.

López Obrador ha ido ganando el espacio del “cambio al precio que sea”. Ha ido dejando al resto de la clase política, la partidocracia, el gobierno y las instituciones, en el bando descafeinado, si no ignominioso, del “más de lo mismo”.

La promesa de cambio de AMLO es más extrema que la del brexit o la de Trump. AMLO quiere echarlo abajo todo: ni reforma energética ni reforma educativa ni leyes anticorrupción.

Su discurso es más primitivo que el de Trump o el del brexit, por ello mismo, en el estado de irritación que corroe la plaza pública mexicana es un discurso más poderoso.

Las emociones del brexit mexicano están sembradas a fondo en el ánimo irritado de la sociedad y en el instinto antisistémico de los medios. Las corrientes prosistémicas son menos ruidosas.

Tiendo a creer que si las fuerzas prosistémicas votan juntas serían mayoría frente a las antisistémicas. Pero las fuerzas del cambio sistémico, gradual, institucional, no votarán juntas en 2018. Votarán fragmentadas, entre el PRI y el PAN. Su fragmentación puede volverlas minoría y darle la Presidencia a AMLO.

Los votantes antisistémicos, en cambio, se agrupan ya en el polo de ruptura de AMLO. Siendo minoría, la concentración del voto antisistémico puede darle a AMLO la mayoría relativa, y hacerlo Presidente.

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