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La confianza de los consumidores de Estados Unidos se parece a la que prevalece en México. Los ciudadanos aceptan que su condición actual es mejor que lo que tenían un año antes, pero tienen miedo de lo que pueda suceder con su economía y con la de su país de aquí a un año.

En aquel país el empleo mejora, el ingreso promedio tiene incrementos en términos reales ante la extraordinaria estabilidad de precios y la disponibilidad de crédito no está en su mejor momento, pero existen líneas disponibles.

Sin embargo, los ciudadanos no están gastando al ritmo que la economía estadounidense necesita para encontrar ese momento que le dé tasas sostenidas y regulares de crecimiento.

La economía más grande del mundo depende de sus consumidores en 70% de su actividad, por lo tanto es el verdadero motor que falta encender para el despegue.

La incertidumbre que patrocina la Reserva Federal (Fed) con su imprecisión sobre los plazos para regularizar su política monetaria es razón suficiente para la inestabilidad de los mercados financieros, pero también parece alcanzar para generar incertidumbre entre los consumidores que tienen créditos pendientes de pago.

El banco central estadounidense ya ha patrocinado crisis económicas previas, como la sub prime. Porque si bien no fue la Fed de Allan Greenspan la que dio créditos hipotecarios de forma irresponsable, sí fue su administración la que disparó las tasas de interés a los cielos para controlar la inflación de mediados de la década pasada.

Entonces, si la percepción es que lo más probable es que suba la tasas de interés antes que los precios, los ingresos se destinan a la salud financiera antes que al consumo, con la expectativa de que se puede postergar el consumo sin peligro de aumento en los precios.

Así, en abril pasado se estancó el gasto de los consumidores estadounidenses mientras que la tasa de ahorro personal subió a 5.6% después de impuestos, lo que implica su nivel más alto en al menos dos años y medio.

Mientras tanto, el gasto en construcción tuvo en abril pasado un brinco a niveles no vistos en más de seis años, ésta también es una base de creación de empleos y precursor del consumo por la gran cantidad de sectores que encadena esta industria.

Ahora, tanto los que pagan como los que ahorran tendrán en un futuro inmediato una enorme capacidad de compra que podría destapar los niveles de consumo de forma importante.

Con estos datos se refuerza la idea de que la Fed habrá de dejar pasar la reunión de este mes sin incrementos en las tasas de interés; la mira se pone ahora de septiembre hacia adelante.

Pero al mismo tiempo, crece la incertidumbre sobre la velocidad que podrían tomar los incrementos una vez que éstos inicien. Un despegue estable en una diagonal no tan inclinada daría mucho más estabilidad que un lanzamiento con la trayectoria ascendente de un misil que pudiera generar alertas.

Ya será tema más adelante el asunto del ritmo de aumento de las tasas de interés. Hoy la preocupación es cuándo empieza este proceso. Aunque la verdad ya debería ser una preocupación central prever la velocidad de despegue.