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El mercado expresa confianza en la capacidad del banco central de operar medidas heterodoxas.

El peso ganó 1.7% frente al dólar. Fue la segunda mayor recuperación del 2017 de la divisa mexicana frente al dólar. La anterior ocurrió en un día raro: el 25 de enero, la jornada en la que Trump liberó la orden ejecutiva para la construcción del muro en la frontera con México.

¿Qué pasó ayer? Algunos se atrevieron a hablar de un efecto Carstens y argumentaron que la apreciación tenía algo que ver con el anuncio de la prolongación de cinco meses en su puesto del gobernador del Banxico. Esta hipótesis es difícil de defender: el gráfico que muestra el comportamiento del tipo de cambio hora por hora indica que el peso estaba plano frente al dólar hasta bien pasada la 1 de la tarde. Traducción: el mercado no se movió mucho luego de conocer el anuncio.

La revaloración del peso tiene que ver con la puesta en marcha de un mecanismo heterodoxo de intervención del banco central en el mercado cambiario: la oferta de coberturas cambiarias liquidables en moneda nacional. Hasta ahora, el Banxico usaba principalmente dos herramientas: la venta masiva de dólares o los movimientos en la tasa de interés. La primera opción ha ido perdiendo eficacia. Su único efecto seguro es la reducción de las reservas internacionales de divisas. El alza de las tasas sí ayuda a fortalecer el valor del peso, pero tiene un efecto secundario muy delicado: frena la economía.

La idea de utilizar otras armas para enfrentar la volatilidad cambiaria parece ser de Goldman Sachs, mejor dicho de uno de sus analistas, Alberto Ramos. Él dijo en enero , en uno de esos días en los que el Banco de México había gastado 2,000 millones de dólares en “defender” infructuosamente la moneda mexicana: “Si el peso sigue bajo presión, las autoridades deberían considerar la opción de utilizar otros instrumentos de intervención, por ejemplo coberturas. Ésta es una opción que no implica una presión directa sobre las reservas de divisas y ofrece protección contra el riesgo cambiario en un periodo de enorme incertidumbre”.

Una medida similar fue instrumentada exitosamente por el Banco Central de China en el 2015. En México, las coberturas empezarán a operar hasta el 6 de marzo, pero ya entregaron su primer resultado. La revaloración del peso es una respuesta al anuncio. Mucho del mérito de la implementación de esta medida corresponde a Agustín Carstens. La medida fue anunciada en el timing correcto: el anuncio no cayó en el vacío porque encontró eco en un grupo de inversionistas que apuestan por que el peso recupere terreno frente al dólar. El efecto habría sido muy diferente si las coberturas se hubieran puesto en marcha en enero, en el momento en el que lo recomendó Alberto Ramos de Goldman Sachs.

El mercado expresa confianza en la capacidad del banco central de operar medidas heterodoxas. Esto es mérito de Carstens, pero también de un gran equipo que hace del Banco de México una de las instituciones con más credibilidad en México, la que más tiene en el ecosistema de la política económica. ¿Qué ganamos con que Carstens se quede en el Banxico cinco meses más? La certeza de que tendremos un piloto experimentado y confiable en un año de turbulencias. Cinco meses parece poco tiempo, pero 150 días adicionales pueden hacer la diferencia cuando se trate de hacer la selección del mejor candidato a gobernador del Banco de México.