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Hasta antes del viernes de la semana pasada, el mercado estaba cada vez más convencido de que la Fed probablemente subiría la tasa de interés de referencia en un cuarto de punto durante su reunión a finales de este mes o, a más tardar, en la reunión de política monetaria programada para finales de julio. Esta percepción se fue creando después de que varios miembros con voto en el Comité de Mercado Abierto de la Fed (FOMC, por su sigla en inglés) usaron un lenguaje más asertivo en diversas intervenciones públicas.

En concreto, el común denominador de los discursos de los miembros del FOMC había sido la señal de que la Fed estaba lista para subir las tasas en su reunión de junio si el desempeño de la economía se mantenía dentro de lo planeado. Después de estas intervenciones y de la publicación de las minutas de la reunión de abril, la probabilidad de alza de acuerdo con los futuros, ya sea en junio o julio, se ubicaba cerca de 70 por ciento.

Sin embargo, los datos de empleo de mayo publicados el viernes mostraron un desempeño que definitivamente no estaba dentro de lo planeado. El número de empleos creados durante mayo ascendió apenas a 38,000, lo cual constituye la cifra mensual más baja en más de cinco años y muy por debajo de la expectativa de 164,000.

Las malas noticias no pararon ahí, ya que adicionalmente se revisaron a la baja los datos de marzo y abril por un total de 59,000 empleos, esto implica que el promedio mensual de empleos creados durante los últimos tres meses es de 115,000, lo cual contrasta fuertemente con el promedio de 232,000 observado los seis meses anteriores y constituye el periodo trimestral más débil desde que comenzó la recuperación.

Aunque tres meses no hacen una tendencia definitiva, tampoco constituyen un evento aislado que la Fed pueda ignorar. Aunque la tasa de desempleo bajó de 5.0 a 4.7%, la disminución estuvo totalmente explicada por una reducción en la fuerza laboral y no por la creación de nuevos empleos. Esto no es una buena señal.

La tasa de participación en la fuerza laboral cayó de 63.0% en marzo, a 62.8% en abril, a 62.6% en mayo. Para muchos observadores, la debilidad del dato de nuevos empleos, aunada a otros indicadores débiles como los datos del PIB del primer trimestre y la inversión privada, son señales inequívocas de que la economía no está en buenas condiciones.

Aunque el consumo y el sector de vivienda han mantenido una tendencia saludable, la Fed debe tener cuidado de no subir las tasas justo cuando la economía parece estar en un bache. Dado que la Fed tiene un mandato dual de mantener la estabilidad de precios y procurar el pleno empleo, la debilidad en los datos de empleo y la falta de aceleración en el crecimiento de los salarios reales -que se ha topado cerca de 2%- hace pensar que la Fed tendrá que errar del lado conservador y posponer el alza en tasas para un mejor momento.

Por lo menos, ésta es la impresión del mercado, ya que después del anuncio de los datos de empleo, la probabilidad implícita de un alza en junio cayó a menos de 2 por ciento. Esta percepción fue además reforzada por las declaraciones de la presidenta del FOMC, Janet Yellen, durante su intervención en el World Affairs Council of Philadelphia. En dicha intervención, Yellen afirmó que la Fed no subirá las tasas de interés mientras la incertidumbre reciente sobre la situación económica generada por la debilidad de los datos de empleo se mantenga.

En la opinión de este columnista, la Fed se dará por lo menos hasta la reunión de septiembre para evaluar la evolución de la economía y mientras tanto, mantendrá la tasa de referencia sin cambios.