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La semana pasada, tanto el Banco de México (Banxico) como la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) tuvieron su última reunión del año de política monetaria y ambas instituciones tomaron una postura más restrictiva de lo anticipado por el mercado.

La Fed por fin pudo reanudar su ciclo de alzas en la tasa de interés de referencia, realizando su segundo aumento de 0.25 puntos base en los últimos nueve años (el primer aumento fue justo hace un año), llevando la tasa de referencia a 0.75 por ciento. Esta medida estaba totalmente descontada por el mercado ya que la Fed había transmitido de manera muy clara que la evolución de la situación económica permitía reactivar el ciclo de alzas.

Sin embargo, el mercado se vio ligeramente sorprendido por la guía publicada por la Fed para el 2017, donde se prevén tres posibles incrementos en la tasa de referencia en lugar de dos como se tenía anticipado. Aunque este panorama es un poco más restrictivo a lo esperado por el mercado, vale la pena recordar que los niveles de tasa siguen estando muy por debajo de lo que se tenía pronosticado hace apenas un año.

Al cierre del 2015, la información publicada por la Fed sobre las expectativas de tasas para el 2016 de los miembros del Comité de Mercado Abierto anticipan que las tasas se ubicarían entre 1 y 2% al cierre del 2016. Asimismo, el consenso de mercado esperaba que la Fed probablemente realizaría cuatro incrementos de 0.25 puntos base cada uno llevando la tasa a fin de año a un nivel cercano a 2% al cierre del 2016.

Ahora que la Fed ha incrementado la tasa a 0.75% la semana pasada y mandado la señal de tres posibles incrementos para el 2017, el mercado está anticipando que la tasa de referencia podría quedar entre 1.5 y 2.0% para el cierre del 2017, un año después de lo originalmente anticipado.

Por su parte, Banxico incrementó la tasa de referencia en México por 0.50 puntos base, llevándola a 5.75 por ciento. La decisión del Banxico resultó ligeramente sorpresiva para los mercados ya que la mayoría de los analistas esperaban un incremento de tan sólo 0.25 puntos base. Esta expectativa se gestó en buena parte por la decisión de política monetaria de Banxico del mes pasado en la que decidió subir la tasa únicamente 0.50 puntos base, lo que en ese momento constituyó una postura menos restrictiva a lo esperado por el mercado (en aquella ocasión el mercado secundario estaba descontando un alza de 0.75puntos base).

La decisión del mes pasado hizo pensar a varios observadores que Banxico intentaría subir las tasas el mínimo indispensable este año y dejar espacio para actuar de manera más agresiva en el 2017, ante un muy posible escenario de presiones inflacionarias generadas por la depreciación del peso y la liberación en algunas zonas de los precios de la gasolina.

La decisión de subir la tasa en medio punto porcentual da a entender que Banxico tiene claro que el balance de riesgos inflacionarios se ha deteriorado y que para mantener las expectativas inflacionarias ancladas era necesario actuar de manera más contundente.

A diferencia de las tasas en Estados Unidos, que acabaron el 2016 muy por debajo del nivel que se esperaba, las tasas en México terminaron el año sustancialmente por arriba de lo que se tenía anticipado. Mientras que la Fed subió las tasas una sola vez, de 0.25 a 0.50%, Banxico tuvo que realizar seis incrementos, elevando la tasa de 3.25 a 5.75 por ciento.

Esta semana, el mercado estará atento a las minutas de Banxico para buscar señales sobre la trayectoria de la tasa de fondeo para el 2017. Banxico podría optar por seguir a la Fed, incrementando la tasa 2-3 veces pero podría verse obligado a tomar una postura más restrictiva dependiendo de la evolución de la dinámica inflacionaria y las expectativas de inflación de largo plazo.