Elecciones 2024
Elecciones 2024

La quema de boletas electorales en Oaxaca, el lanzamiento de bombas molotov en Puebla más las movilizaciones de miembros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), aunado a los diferentes atentados fatales contra candidatos a puestos de elección popular pretenden generar un ambiente de tensión, violencia, en una aparente intención de desincentivar el voto, muy en línea con el intento de descarrilar los comicios en Guerrero.

La estrategia del miedo puede tener dos grandes vertientes. Como la vivida en la elección de Ernesto Zedillo Ponce de León en que tras la muerte de Luis Donaldo Colosio y el complicado entorno político y económico, la población salió a votar en una de elecciones presidenciales más concurridas en el país.

Pero la estrategia del miedo puede conducir, como parece ser ahora, a generar mayor desconfianza, incredulidad, apatía y –por tanto- posible abstencionismo. Más si las campañas se han caracterizado por buscar –como parte de la batalla- las amoralidades de los contendientes y sus prácticas corruptas.

No podría explicarse el intento de afectar el proceso electoral por parte de la CNTE y las organizaciones que siempre los acompañan si a pesar de que se ha dejado en suspenso la evaluación de los maestros –una de sus banderas- insisten en tomar las calles, hacer bloqueos, sentar plantones y, de plano, incurrir en actos de vandalismo como fueron los casos de Oaxaca y Veracruz.

El Gobierno Federal, a un alto costo político, decidió dejar indefinidamente parado el proceso de evaluación en aras de mantener la gobernabilidad e impedir los actos violentos. El costo no es simple: se trata de para uno de los elementos centrales de la reforma educativa, para mejorar la calidad de la educación.

Pero está a la vista que hay intereses mayores a la implementación de la reforma educativa por parte de los miembros de la CNTE.

Al  miedo que se pretende inocular están los llamados a nulificar el voto como forma de protesta contra los partidos y el sistema mismo.

Para fines prácticos, nulificar el voto es como abstenerse.

Y la abstención sólo sirve para fortalecer el llamado voto duro. No importa que sean poco los que voten, pero siempre de manera segura sobre una opción. Para eso puede servir también la generación del miedo.

Comparativamente con otros procesos electorales, muchos factores están en juego en las próximas elecciones del 7 de junio. No sólo las 9 gubernaturas en que, como han expresado varios analistas, en algunos casos hay una real incertidumbre sobre quién ganará los comicios.

Será relevante, también, porque implica la conformación de la nueva legislatura en la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión, más una cantidad importante de presidencias municipales y diputaciones locales.

Frente a este miedo que se pretende imponer, o el interés de nulificar el voto, lo mejor es ejercer el derecho pleno a votar.

Cada voto cuenta hoy.

Nulificar o no asistir por miedo a las urnas es sólo dejar que puñados de grupos sigan consolidándose en el poder y no reconocer que, hoy, comparativamente con años atrás hay mayores elementos para asegurar que se vive en democracia, imperfecta, pero democracia al fin.

Postscriptum.- Y sigue la mata dando (o los pájaros colgados del alambre): Carlos Navarrete, líder nacional del PRD está en un brete por las grabaciones difundidas por El Universal en las que advierte que su partido está cercano a irse a la oposición en el Distrito Federal. Es un análisis coyuntural lo que se escucha, propio de quien tiene a su cargo decisiones estratégicas, pero fue tomado como políticamente incorrecto por los propios perredistas que se resisten a entender que el perredismo se ha ido minando paulatinamente.