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El titular del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), Manuel Mondragón, le sirvió a MILENIO Diario una cabeza de ocho columnas tan espeluznante como falsa.

La cabeza dice así: “2.3 millones de menores, adictos a droga y al alcohol”; “Requieren tratamiento, acota el Conadic” (MILENIO Diario, 26 enero 2016).

Las cifras fueron emitidas durante la presentación de la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode, 2014).

La falsedad fundamental de las cifras es que presenta como adictos a los que la encuesta registra, en mayoría abrumadora, solo como consumidores ocasionales.

Es un viejo vicio conceptual del manejo de las cifras de consumo de drogas en México. Si alguien ha usado al menos una vez al año alguna droga o ingerido algún alcohol, queda registrado en las encuestas y en su manejo mediático como adicto sugerido.

Es absurdo. Entre quien consumió drogas alguna vez un año y un adicto hay tanta distancia como entre quien se tomó una copa y un alcohólico.

Lo que dice la Encode 2014 es que 17.2 por ciento de los estudiantes de secundaria y bachillerato consumió ese año alguna droga, sobre todo mariguana (dos de cada tres).

Pero 70% de los casos registrados se refiere a usuarios experimentales, es decir, muchachos que consumieron las sustancias referidas entre una y cinco veces durante el año de 2014.

Del gran total de consumidores registrados, la propia encuesta apunta que solo 5.5% debe recibir un apoyo (consejo) y que 1.3% requiere un tratamiento más especializado.

Es decir, que solo 1.3% del total de usuarios registrados estaría en la hipótesis de un consumo conflictivo.

¿Dónde quedan los 2.3 millones de jóvenes adictos a las drogas y el alcohol de que hablan Mondragón y MILENIO Diario? Pues solo en la cabeza del titular de Conadic y en la cabeza de ocho columnas de MILENIO Diario. 

Creo que hay que prender alertas preventivas en materia del consumo juvenil de drogas. Pero no hay que inventarlas. Si la autoridad quiere hablar de adictos, que mida adictos. Está obligada a medir bien lo que atiende y lo que denuncia, para atenderlo bien y para informar con precisión a la ciudadanía.

Creo que no está haciendo bien ninguna de estas cosas: ni midiendo adictos ni informando con rigor.

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