Elecciones 2024
Elecciones 2024

Los renovables son una de las fuentes de innovación energética. Somos una potencia en sol y viento. No lo aprovechamos, porque tenemos cosas más importantes que hacer.

Hablemos de cosas sin importancia. En una semana donde el presidente anuncia cambios de gabinete y los mercados juegan a la ruleta rusa, ¿a quién le importa la Ley de Transición Energética?.

Esta ley es la única vinculada a la reforma energética que no ha sido aprobada, es clave porque establece reglas para la promoción y el uso de las energías renovables, define los montos mínimos de participación de renovables para la producción de energía eléctrica. Serían 25% en el 2018; 30% en el 2021; 35% en el 2024 y 60% para el 2050.

Esta ley está atorada en el Senado. El plazo legal para su aprobación venció el 20 de diciembre pasado. Hay un riesgo real de que no se apruebe en este periodo de sesiones. Si esto ocurriera, se perdería otro año cuando menos.

¿Cuál es el problema? La indefinición legislativa refleja ausencia de compromiso con el desarrollo de energías renovables. En el discurso, hay palabras bonitas y golpes de pecho. En la práctica hay indolencia. Esto implica daño al medio ambiente, pero sobre todo oportunidades desaprovechadas. “México tiene las condiciones ideales para ser una potencia en energía solar y en energía eólica. Esto podría detonar una industria que generaría cuando menos 90,000 empleos directos y llevaría oportunidades económicas a zonas marginadas, que son ideales para producir electricidad a partir de la luz solar o el viento”, dice Isabel Studer, experta en economía verde y directora del Instituto Global para la Sustentabilidad del Tec de Monterrey.

La Ley de Transición Energética es clave para dar certidumbre jurídica a empresarios que quieran invertir en economía verde. También es fundamental para que México cumpla con los compromisos internacionales de reducción de emisiones relacionadas con el cambio climático. Hasta el año pasado, la agenda global no metía presión a México. Estados Unidos y China se habían rehusado a asumir compromisos. En los últimos meses, estos dos países modificaron su postura. Las nuevas condiciones obligan a México a acelerar el paso. Estos dos países son responsables de más de 50% de las emisiones globales y son grandes actores del comercio mundial. No está lejano el momento en que los países más “verdes” impongan barreras no arancelarias por razones medioambientales.

La CFE es un actor fundamental en el 
desenlace de la transición energética. Las señales que emita el ex monopolio serán claves. En los últimos años, ha hecho una gran apuesta por la electricidad generada con gas. Eso es sensato porque implica dejar de utilizar el combustóleo (el insumo más contaminante) y porque el precio del gas está por los suelos. Esta decisión es cuestionada por expertos como Adrián Fernández, presidente de la mayor ONG especializada en cambio climático de América Latina. “Es una visión cortoplacista. México incrementa la dependencia de un insumo importado y que subirá fuertemente de precio en un periodo de cinco a 10 años”.

Otra crítica es el intento de meter el gas en la canasta de los renovables. “El gas es mucho más limpio que el combustóleo, pero no es lo mismo que los renovables”, dice Fernández. Los renovables son una de las grandes fuentes de innovación energética, algo que transformará la sociedad del siglo XXI, explica Daniel Esty, investigador de Yale. Somos una potencia en sol y viento. No lo aprovechamos, porque tenemos cosas más importantes que hacer.