Elecciones 2024
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Todas esas amenazas, esa terrible falta de pudor, las múltiples expectativas de que nos va a ir mal como país tendrían que empezar, a partir de hoy a tomar forma con el juramento con una mano en alto y la otra en la Biblia de Donald Trump como presidente de Estados Unidos.

Como sea, es mejor tener ya certezas. Dejar de vivir en la incertidumbre y poder conocer con claridad cuáles son los planes del gobierno de Estados Unidos respecto a su vecino del sur.

Hoy sabemos, porque el millonario secretario de comercio de la administración Trump, Wilbur Ross, nos lo dijo: que la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte es una prioridad para el gobierno entrante.

Pero sabemos más. Nuestro diario El Economista capturó muy bien la nota en la comparecencia de ratificación del cargo ante el senado del señor Ross: las declaraciones de Trump contra México han debilitado el peso y eso es fundamental para sentar las bases de una negociación exitosa.

Como si se tratara de una aplicación al pie de la letra del arte de la negociación, este hombre de negocios, dedicado a rescatar empresas quebradas, nos deja ver sin pudor que están provocado una debilidad en este país, económica, política y social, para forzar a que el gobierno acepte las condiciones estadounidenses en la renegociación comercial.

Estamos ante una descarada confesión de parte sobre las acciones específicas del presidente Donald Trump para doblegar a México, y a Canadá, para conseguir lo que quiere.

Es muy importante tener conciencia de estos hechos para formar un mejor bloque de defensa ante estas estrategias de presión.

Y si desde Estados Unidos el nuevo gobierno busca debilitar a México a través de provocar sismos financieros y hasta sociales, la respuesta tiene que ser la unidad. En especial los liderazgos políticos deben entender el peligro de las circunstancias y no minar más las instituciones.

Y desde el gobierno se tienen que tomar decisiones mejor reflexionadas para evitar que se complique la estabilidad económica, política y social.

Por ejemplo, si ya optaron por una muy mala aplicación de un esquema de liberación de precios de las gasolinas, que no vayan a ceder a las presiones de regresar los subsidios. Eso tendría todos los indicios de un suicidio financiero.

No debe quedar duda de que los niveles actuales de la cotización del peso frente al dólar, con todas sus consecuencias en inflación y crecimiento, tienen que ver con la incertidumbre en torno a lo que venga con Donald Trump.

La gráfica del comportamiento del tipo de cambio es muy clara para entender ese efecto. Vemos cómo la moneda mexicana traía ya un ritmo de depreciación importante y repentinamente se topa el peso con la pared de la elección presidencial estadounidense del 8 de noviembre. A partir de ahí el peso se perdió en el temor de la pesadilla Trump.

Pero no toda la depreciación del peso ni todas las presiones monetarias son adjudicables al magnate-presidente; hay otros factores tanto externos como internos que se han sumado al círculo vicioso.

La indisciplina fiscal en la que incurrió el gobierno hasta el año pasado pone en duda la capacidad de financiar el crecimiento de la deuda. Así que ante los embates externos, congruencia local; ante la revelada estrategia de vencer a México, menos intentos locales de minar las instituciones.