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Las múltiples dificultades que se presentaron provocaron una salida masiva de capitales del mundo emergente.

A una semana de que concluya el 2015, vale la pena hacer un recuento de los eventos más relevantes desde el punto de vista económico y financiero. Este año será sin duda recordado por cinco acontecimientos claves: i) el comienzo de la normalización de tasas de interés por parte de la Fed; ii) la aceleración del desplome del precio de las materias primas, sobre todo el petróleo; iii) la fuerte apreciación del dólar frente a prácticamente todas las divisas a nivel global; iv) la marcada desaceleración de la economía china, y v) la resolución parcial de la crisis griega en Europa.

Todos estos factores provocaron, en algún momento u otro, un incremento importantísimo en la volatilidad de los mercados financieros más importantes del orbe.

Después de un desempeño positivo durante los primeros siete meses del año, los principales mercados accionarios a nivel global registraron una fuerte contracción a mediados de agosto, seguida de una recuperación gradual, a pesar de la cual, la mayoría de los mercados se encuentra aún en territorio negativo para el año.

La contracción ha sido, sin duda, más profunda en los mercados financieros de los países emergentes que han sufrido una fuerte salida de flujos financieros. Desde comienzos de la crisis, hemos reiterado que en los mercados financieros se libraba una batalla entre la liquidez creada por los bancos centrales y la fragilidad de la recuperación económica.

Durante los últimos siete años, esta batalla había sido dominada por la gran muralla de liquidez creada por los principales bancos centrales del planeta y sobre todo por la Fed.

El año que está por concluir podría ser recordado por ser el primero de muchos donde la liquidez comienza a perder la batalla. Aunque el Banco Central Europeo y el Banco de Japón están incrementando sus inyecciones de liquidez y llenando parcialmente el vacío que está dejando la Fed, los efectos secundarios de la normalización de tasas en Estados Unidos, de la mano de la caída en los precios de los commodities y la apreciación del dólar, están creando lo que se ha denominado como una “restricción cuantitativa”.

Durante los últimos siete años, varios países emergentes acumularon superávits masivos de reservas internacionales que fueron invertidas en instrumentos financieros de todo tipo, pero principalmente en instrumentos de deuda emitidos por los principales países desarrollados del mundo occidental —como Bonos del Tesoro de Estados Unidos y otras emisiones de deuda soberana de países europeos.

La fuerte caída en los precios del petróleo, la marcada desaceleración en muchas de estas economías emergentes, el comienzo de la normalización de la política monetaria de la Fed y la caída en el precio de las materias primas ha provocado una salida de capitales masiva del mundo emergente.

Esta fuga de capitales ha tenido como consecuencia una fuerte desacumulación de reservas internacionales en los países emergentes, lo que a su vez se ha traducido en la venta de los instrumentos financieros en los que estaban invertidas estas reservas.

Las preguntas clave en este tema para el 2016 son dos: i) ¿qué tanto durará este proceso de desacumulación de reservas?, y ii) ¿qué tan significativo será el volumen de liquidez retirada por este proceso?

Aunque nadie tiene una respuesta contundente, la probabilidad de una contracción en la liquidez global por primera vez en los últimos siete años se ha incrementado considerablemente para el 2016.

Por vacaciones, nos vemos en enero. Mis mejores deseos para el 2016.