Lafarge pagó por el derecho de ruta de sus empleados, mientras el grupo terrorista se hacía con el control de parte de Siria
De acuerdo a informes obtenidos por el diario francés Le Monde, la cementera francesa Lafarge pagó a la organización terrorista Estado Islámico para mantener en funcionamiento su fábrica en Siria.
La cementera de la compañía francesa ubicada en Jalabiya, a 150 km de la ciudad siria de Alepo, fue comprada en 2007 y comenzó a trabajar en 2011, cuando inició la guerra civil en Siria. Sin embargo, “la producción se mantiene hasta 2013, pese a la inestabilidad creciente en la región”.
Para ello, llegó a designar incluso a un emisario, identificado como Ahmad Jaludi “para obtener las autorizaciones de paso por los puntos de control del EI”, mientras los islamistas se iban haciendo con el control de varias zonas del país.
Además, como prueba de los acuerdos de la empresa francesa con los terroristas, se dio a conocer una autorización de paso fechada el 11 de septiembre de 2014, “sellada por EI y aprobada por el director de finanzas de Alepo”.
Además, de acuerdo al diario francés, Lafarge utilizó a negociantes e intermediarios que comerciaban petróleo con el EI. Este esquema seguiría hasta que la fábrica fuera tomada por el EI y cesara la actividad en la zona en septiembre del 2014.
La fábrica no sería liberada hasta febrero de 2015, cuando la milicia kurda se hiciera con el lugar, y actualmente sirve de base para las fuerzas de Francia, Estados Unidos y Reino Unido contra el grupo terrorista.
Lafarge, que se fusionara en 2015 con la cementera suiza Holcim, confirmó haber poseído la cementera en los años que indica la investigación, pero se rehusó a comentar sobre las acusaciones.
Con información de Daily Mail