Un día como hoy pero de 1940, nace el precursor de las disciplinas de artes marciales orientales en el mundo occidental
Un día como hoy pero de hace 75 años, nació una de las figuras más emblemáticas del cine mundial, y que es considerado como la gran leyenda de las artes marciales.
Lee Jun-fan vio la luz en 1940 en el hospital Jackson Street en un barrio de San Francisco, California. Nace ahí porque Lee Hoi-chuen, su papá se encontraba de gira con una obra de la ópera china cantonesa que recorría toda América.
Su madre, Grace Ho, una mujer católica de ascendencia chino-alemana, fue quien le puso el nombre a al primogénito. Lee Jun fan, cuentan diversos sitios que rinden culto al actor, significa “Protector de San Francisco”.
El nombre de Bruce proviene de Maria Glover, una enfermera que cuidaba del niño Lee.
Con tan solo dos meses de edad, apareció en su primera película en “Lágrimas de San Francisco”. Cuando tenía 6 años, fue introducido en la industria del cine en Honk Kong, saliendo en “El nacimiento de la humanidad”, que se convirtió en todo un clásico en la región administrativa especial de China.
Bruce filmó de niño y joven en una docena más de ese estilo, bajo el nombre de Liu Shiu Loong, que significa, en cantonés, “el Pequeño Dragón”.
Sin embargo, fue un adolescente conflictivo. Con pasado pandillero, dedicado a las peleas, a la portación de armas y cadenas para agredir a otros pandilleros, estaba acostumbrado a pelear en grupo.
Un día, cuenta la historia oficial de Bruce Lee quiso probar peleas “hombre a hombre”, razón que le hizo aprender wing chun. Su primer contacto con las artes marciales fue de la mano de su propio padre, Li Hoi Chuen, que le enseñó las bases del tai chi chuan, con el único fin de apartarle del camino de la violencia.
A los 18 años, luego de haber aprendido y perfeccionado el wing chun, salió de Honk Kong rumbo a Estados Unidos a reclamar su nacionalidad. Así, en 1958 se embarcó al Daisy May, con un billete de tercera clase y 100 dólares.
Otras versiones señalan que salió Lee de Honk Kong por los problemas que tenía ya con pandillas, y la intención de este de aliarse a la mafia china.
Los inicios en Estados Unidos fueron a regañadientes. Se fue a vivir a San Francisco con familia de su papá, bajo la condición de que tenía que trabajar. Se empleó como lavaplatos, pero también se decantaba por dar clases de artes marciales.
No obstante, en 1961, mientras estudiaba en la Universidad de Washington en Seattle, Lee se financió su carrera de filosofía trabajando como asistente de cocina en un restaurante chino, y posteriormente retomó la impartición de clases de boxeo chino en su propia universidad.
Ahí conoció a quien sería su esposa, Linda Emery. Dos años después, Lee se casó y formó su primera escuela oficial de artes marciales.
La suerte le cambiaría en 1964, cuando Lee asistió en calidad de invitado a una exhibición de artes marciales que daba Ed Parker, fundador de la Kempo Karate en Estados Unidos.
Las habilidades y técnica dejaron sorprendido a todo el público que se encontraba ahí, entre ellos a un productor de televisión, William Dozier. Este le invitó a realizar castings para proyectos televisivos.
Sería hasta 1971, cuando Raymond Chow, de la compañía productora Golden Harves estaba en Honkn Kong, que ofreció a Lee la participación en uno de sus proyectos cinematográficos. Y así filmarían “Bigg Boss”, o “Karate a muerte en Bangkok”, que se convirtió en un tremendo éxito y comenzara la construcción de un ídolo.
Así, llegaría una nueva oferta: desarrollar la película “Enter the Dragon” (Operación Dragón), que le fue ofrecida a Lee, quien aceptó con entusiasmo no solo ser el actor protagónico, sino también codirector de las escenas de lucha.
En esta película, Bruce Lee se granjeó una fama póstuma entre el público estadounidense y es considerada la obra cumbre de Lee.
Fue finalizada en abril de 1973, 4 meses antes de su muerte. La película fue exhibida un par de meses después con un éxito de taquilla abrumador.
Bruce Lee, el gran exponente de las artes marciales del siglo XX, que inspiró y fomentó las disciplinas orientales en occidente, creó un estilo propio de combate que relucía en cada filme, inspirado por la fama que adquiría y la necesidad de renovarse en cada película. Así creó el Jeet Kune Do (JKD), o el “camino del puño interceptor”.
Corrían los inicios de la década de los sesenta cuando al maestro de artes marciales decidió combinar el clásico kung fu con el estilo wing chun, provocando un método de combate sofisticado, acompañado de habilidades completas de defensa personal, así como estilos acrobáticos de pelea, muy atractivos para las pantallas en aquel entonces.
Expertos en el cine del siglo XX señalan que esta “fusión”de estilos es producto de una combinación de diversos factores: una profunda investigación y conocimiento de Bruce Lee por las filosofías orientales, así como fusionar el boxeo occidental y la esgrima occidental, así como conocimientos de fisionomía del cuerpo humano. Es así que este combate explosivo y fino, como bien señalaba Dan Inosato (quien fue nombrado por Bruce Lee el sucesor de su estilo), era una idea, un arte.
Sin embargo, el JKD fue criticado en sus inicios, considerado como “impuro”, y rechazado porque “no respetaba las artes marciales tradicionales chinas, japonesas y coreanas” por la influencia de las tendencias ideológicas occidentales y por su búsqueda incesante de la efectividad.
Pese a las críticas, este arte fue ampliamente apreciado por el público, y le hizo el más importante actor extranjero en Estados Unidos del siglo XX.
La apertura del occidente a las artes marciales le debe mucho a la divulgación del Jeet Kune Do, cuyo referente era Bruce Lee. Antes de él, todas estas disciplinas eran realmente desconocidas, donde el Karate y Judo tenían únicamente aceptación.
El estilo de combate, la agilidad, así como sus conocimientos en filosofía son revisados y aplicados en muchas de las academias de artes marciales modernos en todo el mundo.
Hoy en día, es materia obligada ver al menos hacen una película de él, y los que están insertos en artes marciales, comparan su estilo con el de Lee, y revisan los filmes con objeto de aplicar alguno de sus conceptos a su propio estilo.
El propio Lee señalaba que buscaba originalidad en su arte. “Yo no represento un estilo, sino todos los estilos. Ustedes no saben lo que estoy a punto de hacer, pero ni yo lo sé. Mis movimientos son el resultado de sus movimientos y mi técnica, es el resultado de la técnica de ustedes”.
Con información de Adán De la cruz